Quien mejor uso puede darle al Internet es quien previamente ha alimentado su memoria y su imaginación con el secular y solitario habito de asir textos impresos.
Es verdad que vivimos un tiempo para decir de nuevo como si todo fuera nuevo. Y no es verdad.
Por eso, la exposición abrumadora y patética de modestas existencias (via Facebook) no hace sino devolverme a la emoción y la ilusión de los papeles y las letras.
Pues, bien visto, al igual que el transporte público, la red virtual porta de todo (lectores alimentados por tabloides, ó, como en mi caso, deslumbrados por los ensayos de Octavio Paz).
Pero, al margen de preferencias impresas, lo que en verdad me aleja del Facebook es ver expuestas las miserias de seres que quiero y que con alegría y resignación hagan con palabras y con imágenes lo que hacen con sus vidas.
Por eso, la exposición abrumadora y patética de modestas existencias (via Facebook) no hace sino devolverme a la emoción y la ilusión de los papeles y las letras.
Pues, bien visto, al igual que el transporte público, la red virtual porta de todo (lectores alimentados por tabloides, ó, como en mi caso, deslumbrados por los ensayos de Octavio Paz).
Pero, al margen de preferencias impresas, lo que en verdad me aleja del Facebook es ver expuestas las miserias de seres que quiero y que con alegría y resignación hagan con palabras y con imágenes lo que hacen con sus vidas.
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