La amistad entre el escritor José María Arguedas Altamirano (1911-1969) y el violinista de los danzantes de tijeras Maximo Damian Huamani (1936-2015) es legendaria en la historia cultural del Perú.
Para los amigos de Arguedas, por la diferencia de edad y formación, Máximo será siempre mas que un amigo la encarnación del afecto paternal del escritor hacia
el musico y hacia la cultura que lo creo.
Tan buen padre fue Arguedas para Maximo que hasta se declaro por el ante Isabel Asto. La misma Isabel -madre de sus tres hijos- a la que dijo al presentarme: "El es el que trajo manjarblanquito". "Muchisimas gracias, estaba riquisimo", dijo la esposa.
Tan buen padre fue Arguedas para Maximo que hasta se declaro por el ante Isabel Asto. La misma Isabel -madre de sus tres hijos- a la que dijo al presentarme: "El es el que trajo manjarblanquito". "Muchisimas gracias, estaba riquisimo", dijo la esposa.
Demás esta -aunque no lo sea nombrarlo-
que el manjar no fue otro que el que mi padre comenzó a producir en
Cajatambo: "La Cajatambina" (el mismo que representa a Cajatambo en
Mistura).
Era 2013, Maximo y su esposa, que es
además cantante, se encontraban juntos por ser invitados principales del
festival internacional de poesia Fip Cielo Abierto que se llevo a cabo en homenaje a Arguedas en Barranca y Puerto Supe (donde el escritor tuvo una casa de verano).
Hospedados en el mas céntrico hotel de
la ciudad, durante las presentaciones, los recorridos y las cenas, pase
momentos gratos (que ahora se vuelven memorables) con la pareja. Tan
gratos que me invitaron para que fuera huésped de su hogar.
Con todo, lo que mas celebro es a la
vez lo que mas deploro: saber que no estará presente -como acepto
hacerlo- cuando "Primavera en llamas", el libro que reúne mi poesía, se encuentre en mis manos.
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