(1886-1965) |
En épocas en que decenas de chicas y
muchachos partian a rentar sus fuerzas al Japón (aun fraguando
documentos sobre sus ancestros) en mi caso mi prioridad no fue otra
que leer a sus escritores.
En la biblioteca central de San Marcos (a la acudió también Vargas Llosa) encontré una edición de "Las hermanas Makioka", acaso el libro mas hermoso de su autor: Junichiro Tanizaki. Deslumbrado, durante días dediqué horas a su lectura (mientras en la mesa de enfrente mi amigo Omar Toledo leía abultados textos jurídicos).
Una pulcra y cuidada edición de 1966 fue la que llegó a mis manos.
Para mi gusto y goce se trataba de un texto virginal. Era tan evidente
que era un libro inmaculado que hasta debí desglosar alguna de sus
páginas.En la biblioteca central de San Marcos (a la acudió también Vargas Llosa) encontré una edición de "Las hermanas Makioka", acaso el libro mas hermoso de su autor: Junichiro Tanizaki. Deslumbrado, durante días dediqué horas a su lectura (mientras en la mesa de enfrente mi amigo Omar Toledo leía abultados textos jurídicos).
En estado de trance absoluto, aquella lectura -imposible olvidarlo- me dejo, como diria con gracia entrañable mi madre, literalmente cojudo. Es decir, perplejo y feliz. Privilegiado. Omar, conforme lo he mencionado, leía por horas temas jurídicos y yo mas horas cualquier cosa. Acatar los mandatos de mi alma promiscua fue en aquel tiempo mi mayor virtud y a la vez mi desafio mas extremo. Fue ese el único lujo al que aspiré.
Omar y creatura |
Con todo, esta mañana, (sábado 15.10.2016) expurgando a mi ver canales residuales del paquete mercantil, en el canal japonés que se emite en idioma inglés me encuentro con un documental sobre Tanizaki. Se trata de la historia de un traductor que sigue en el Japón las pistas del hombre que escribió una de las obras mas bellas de su lengua en las circunstancias mas aciagas de su patria.
Una obra que surgió entre la guerra y la muerte para perdurar sobre la guerra y la muerte.
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