domingo, 9 de febrero de 2014

CAMA 14, PISO 4



A pesar de la lastimosa indolencia (virtual y real) de quienes considero mis apreciadas amistades, es reconfortante recibir y agradecer a quienes juzgaron oportuno llamarme o escribir unas palabras generosas. 
Con todo, pensando en esa amable minoría, debo decirles que en lo que respecta a mi convalecencia, me propongo no ser otra cosa que un constante y paciente lector.
Ocurre que aunque las operaciones de hernias son de los más comunes, en mi caso ha sido distinto. Tanto que el mismo cirujano que me operó (dicho sea de paso el más calificado del norte de la región Lima) me dijo enfático: "Me has hecho padecer".
Ingresé, el lunes 3.2.2014 a medía tarde y fui dado de alta el miércoles 5. La programación de mi operación estaba fijada para las cuatro de la tarde, pero de manera abrupta y repentina, fui conducido a las once a la sala de operaciones del Hospital Regional de Huacho. Me regresaron a la cama 14 a las tres de la tarde. Mientras guardaba reposo, luego de la intervención, en la sala de recuperación una voz me pidió flexionar la pierna. Lo hice con facilidad, tanto, que la misma voz agregó enseguida: "Asu".
Compartí la sala con un viejo jornalero huachano (Fortunato Valladares Samanamud) y otro ancashino (Mauro Lizameta). 
Igual que cuando llegué me retiré acompañado por Lizbet.

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