miércoles, 26 de febrero de 2014

INTERNADOS / INTERNOS


Enfermos. Reos. Tan solo los distinguen los destinos. Igual que al cementerio, al hospital y lo mismo a la cárcel, se llega con todo para perderlo todo. Despojo fisiológico, cuerpo cautivo. Nada más. Nada menos.
Todo lo que fuimos se va. Nos abandona. Desaparece. Se extingue. Ser para no ser lo que se es. Morir en vida para vivir. Y morir. 

viernes, 14 de febrero de 2014

EN EL DÍA DE LA AMISTAD Y DEL AMOR

Ambar
Llegué en brazos de mi madre a Ambar un día y aunque no nací allí, soy acaso mas ambarino que quienes nacieron y se fueron. Por eso, en este día de la amistad y del amor, comparto (gracias a la cortesía y generosidad de mi amigo Julio Solórzano Murga) un par de fotos en blanco y negro sobre la historia de Ambar. Dos fotos que puedan mirar con alegría, sorpresa y hasta acaso mucho amor, en este día tan especial.


Transporte "Mocha"
Pasajeros dentro de la carrocería

domingo, 9 de febrero de 2014

CAMA 14, PISO 4



A pesar de la lastimosa indolencia (virtual y real) de quienes considero mis apreciadas amistades, es reconfortante recibir y agradecer a quienes juzgaron oportuno llamarme o escribir unas palabras generosas. 
Con todo, pensando en esa amable minoría, debo decirles que en lo que respecta a mi convalecencia, me propongo no ser otra cosa que un constante y paciente lector.
Ocurre que aunque las operaciones de hernias son de los más comunes, en mi caso ha sido distinto. Tanto que el mismo cirujano que me operó (dicho sea de paso el más calificado del norte de la región Lima) me dijo enfático: "Me has hecho padecer".
Ingresé, el lunes 3.2.2014 a medía tarde y fui dado de alta el miércoles 5. La programación de mi operación estaba fijada para las cuatro de la tarde, pero de manera abrupta y repentina, fui conducido a las once a la sala de operaciones del Hospital Regional de Huacho. Me regresaron a la cama 14 a las tres de la tarde. Mientras guardaba reposo, luego de la intervención, en la sala de recuperación una voz me pidió flexionar la pierna. Lo hice con facilidad, tanto, que la misma voz agregó enseguida: "Asu".
Compartí la sala con un viejo jornalero huachano (Fortunato Valladares Samanamud) y otro ancashino (Mauro Lizameta). 
Igual que cuando llegué me retiré acompañado por Lizbet.