miércoles, 31 de agosto de 2016

FORTUNA DE PAPEL




Puesto que el olvido también forma parte de la memoria, haciendo un alto al presente, he vuelto al pasado durante un par de días releyendo y expurgando periódicos archivados.  De primera intención, a punto estuve de condenarlos a  la hoguera, pero -deponiendo mi ímpetu pirómano- cedí a la tentación de echarles una mirada. Apiladas en cajas de cartón y conservadas por años, una a una, volví a leer a los 53 lo que leí a los 23. 
Zaheridas por el tiempo (igual que quien las guardó), en su pretérita modestia, constaté  que, primero que nada, aquellos precarios impresos, evidencian y exhalan el color y el olor del pasado. Sin embargo, en el reposo silencioso de palabras y de imágenes, volvieron a brillar textos memorables, que regresaron a sus cajas mas inolvidables y memorables que nunca. Artículos, entrevistas y crónicas (ausentes para el Internet pero imbatibles entre aquellos viejos papeles).
Cuando juzgué ineludible atesorar aquellos impresos,  era solo un lector ávido por tener lectores. Pero el presente, implacable, modifica al pasado. A la postre, creo ser un hombre con mas lecturas que lectores. Un hombre agradecido, y, en lo posible, memorioso.
Dirigido por Antonio Cisneros, "El Caballo Rojo" fue el suplemento del único periódico de izquierda que circuló en el Perú (a principios de la década de los ochenta del siglo pasado); pero ante todo fue -como le dijera un obrero al propio Toño- la biblioteca del pueblo. Su existencia fue breve, pero su recuerdo será siempre perdurable para quienes mitigaron la sed de sus espíritus en sus páginas.
Escrita por Gregorio Martínez, treinta años después,  tengo entre manos, otra vez, una crónica sobre Martín Adán que jamás olvidé: "Travesía de extrabares". Leo con emoción las palabras que evocan al poeta y al peregrino nocturno de una Lima insomne (el mismo al que, ya anciano, años después, en 1985, fui a despedir, premunido de fervor reverente, en un ataúd en el  asilo Canevaro).
Y aun cuando la referencia puede resultar irrelevante (pues para leer, como para hacer el amor, cualquier lugar es sitio propicio) después de dos días al amparo del árbol que sombrea el patio de la casa solariega que habito en Huacho, cierro las cajas convencido de que nunca hubo caballo mas noble ni ilustre que aquel que siempre seguirá galopando en mi memoria.

 http://www.revistaideele.com/ideele/content/caballo-ilustre



martes, 30 de agosto de 2016

TIA HOTI


Nada, salvo la majestuosa visión de la Cordillera Huayhuash (vista desde la pampa de Gullarcancha) o la magia embriagante de las guitarras y las mandolinas (oídas en noches jubilosas), me impresionó mas en Cajatambo cuando regresé  con veintiún años -literalmente- a cuestas.
Ocurre que aun cuando había venido al mundo en uno de sus barrios (en Astobamba)  y hasta concurrido a sus escuelas un par de años, mi ignorancia sobre la tierra en que nací era casi absoluta.
No obstante, para las Fiestas Patrias de 1984, decidí regresar. Contra el parecer de mi madre (pero al final con su complicidad), durante dos jornadas cabalgué una yegua que logró remontar las cumbres y abismos que separan Ambar de Cajatambo.
Al llegar, nada, salvo -repito- las cumbres nevadas contempladas a la distancia y el vibrar de las cuerdas en las calles me causó especial impresión. Nada, nada que no sea la soberana y solitaria presencia de la tía Hoti. 
Hija de la menor de las hermanas de mi abuelo paterno, entre las chicas y los muchachos que me fueron presentados, la espigada tía Hoti, sigilosa y delicada, destacaba con la clara rotundidad del fulgor lunar en una noche despejada.
Durante tres décadas me pregunté sobre aquella hermosa tía a la que ya no volví a ver en las, cada vez más tumultuosas, festividades de Cajatambo. Nunca más hasta que -prodigios de la era virtual- un día revisando el contenido de imágenes y textos ingresados a mi registro Facebook me encontré con un comentario sumamente familiar de parte de alguien de nombre nada familiar.
Resultó que Hoti McGovern  era, ni mas ni menos, Hortensia Rivera Reyes, la inolvidable y hermosa tía Hoti,  con quien, sin siquiera mediar palabra, había compartido cuando menos un par de cumpleaños -al ritmo de guitarras y mandolinas- en Cajatambo. Celebré el descubrimiento, y puesto que no podía ser de otro modo,  lo celebré en silencio. 
Al fallecer a mediados de 2015 en Lima una de las hermanas de mi padre (la dulce y entrañable tía Nelly), me tocó -a pedido de Doris, la prima que despedía a su madre- hacer uso de la palabra. Fue así que al finalizar la ceremonia fúnebre en el cementerio Campo Fe de Huachipa, de pronto, la hermosa tía Hoti vino hacia mi, para decirme lo que acaso no solo en aquella circunstancia sino toda la vida esperé oír: "Me han gustado tus palabras. Te felicito".  

EL MINISTRO Y EL REPORTERO


Amigo entrañable y testigo de su consagración universal, Plinio Apuleyo Mendoza, recuerda un episodio ilustrativo sobre las peripecias juveniles que  compartió  con Gabriel García  Márquez. Un episodio revelador sobre las ufanas glorias del pasado que el tiempo transforma en anónimas miserias del presente. 

"Fuera de Colombia nadie lo conoce. Ha escrito dos o tres libros que ningún editor han interesado. Es un reportero pobre, con los dedos manchados de nicotina por la docena de cigarrillos que fuma mientras escribe. Trabaja conmigo en Prensa Latina, una agencia de noticias cubana. Nos han encargado desde La Habana que cubramos una reunión de ministros de Economía del Continente, dentro de los cuales se encuentra el propio Che Guevara. Quieren, en especial, una breve entrevista con el ministro peruano, y allí estamos,  pasada la medianoche, esperándolo en un vestíbulo del Club Militar donde tiene lugar la reunión. Los dos nos caemos de sueño. Al cabo de horas de espera, se abre la puerta del salón de sesiones  y vemos aparecer, entre otros personajes, a aquel ministro peruano, cuyo nombre he olvidado. Es un hombre alto y arrogante, de cabellos cenicientos y perfil de buitre. Gabo se aproxima para solicitarle la declaración que nos han pedido. El ministro lo aparta con un ademán de fastidio que produce todo inoportuno. 'Jóven haga el favor de dejarme tranquilo"

LOS CONQUISTADORES DEL HUACSHASH


Hermanos Robles Atachagua, Narciso y Saturnino y familia. Los primeros y únicos peruanos (mas exactamente: astobambinos) que ascendieron al nevado Huacshash el 3.8.1958. Dos glorias vivas que merecen el recuerdo y reconocimiento de su pueblo.




 

lunes, 29 de agosto de 2016

CRÓNICA DE AGOSTO


A menos de dos horas de viaje motorizado (que hace cien años eran de doce horas a caballo), a 70 km de Huacho y a 2050 metros de altura, un gran árbol que se yergue solitario enfrente del templo del pueblo, espera al visitante que llega a Ambar. Otrora ganadero (salvo en las partes altas) Ambar ha devenido en distrito eminentemente fruticola. Miles de plantas de duraznos, chirimoyas y paltas han sustituido en tres décadas los alfalfares  de otra épocas.  Y aunque por centurias perteneció a Cajatambo, en 1935 pasó Ambar a formar parte de la extinta provincia de Chancay, para, por último, ser uno de los doce distritos de la provincia de Huaura.

Después de algún tiempo, con motivo de las fiestas patronales (que se realizan cada año del 14 al 17 de agosto), he regresado en 2016. Recuerdo que la última vez que estuve por la misma fecha bailé con mi madre (en cuyos brazos llegué a Ambar) frente a la imagen de la Mamashona, al pie del gran pino.

Día 14
Mochila a la espalda me dispongo  caminar los 17 km que separan mi chacra del pueblo, es decir, de Lascamayo a Ambar. Pero justo a la altura de Paquish (en donde en 1997 un alud sepultó a doce personas) aparece el auto de Ruben fuentes Rivera (ex alcalde y comunero de Lascamayo). Conduce una pareja de que ha decidido explorar las alturas de la cuenca Supe-Ambar. Se trata de una mujer que fue negociante hace mas de dos décadas y quien lo acompaña es un profesor de la universidad estatal de Huacho. De  manera que además de recorrer sentada los lugares que recorrió a caballo, celebra sorprender a los ancianos que la ven reaparecer. Sin embargo, cuando nos cruzamos con el único (y último) chalán de Ambar, lo ignoro por completo.
Al llegar al pueblo, comenzó para mi la fiesta de los saludos y los abrazos. Después de dar cuenta de un suculento seco de cordero, enterado de la presencia de mi amigo Beto Osorio (empresario gráfico, cuya madre fue, igual que en mi caso, también de Cajatambo) terminé de huésped de su confortable casa-huerta.
A las nueve de la noche, Beto y familia se trasladaron a la entrada del pueblo para recibir a la banda de músicos. También se hizo presente Like Quinteros (ingeniero graduado en Rusia y casado con una warmi de aquellos remotos confines). Lo imprevisto sucedió cuando el nombre impreso en los instrumentos y en los uniformes de   los músicos no correspondía al del programa de la celebración.

Sin remedio, superado el desconcierto y entonada la reverencia, en pasacalle, ingresaron los 32 integrantes de la banda "Nueva Sensación de Marca" a la plaza (donde ya se encontraba otra banda) .  Así comenzó la fiesta.

Día 15
Resurrectos, Julio Rosado y Arturo Calero, además del anfitrión, recalamos en un restobar  próximo a la plaza. Entonces, aquella mañana, vi acontecer algo lo que creí impensable apreciar en Ambar en estos tiempos: dos guitarristas tocando y cantando al estilo de Cajatambo. Incluso, escuchar  una canción nunca oída, dedicada a la Mamashona entonada por su propio autor. Una hermosa canción (compuesta por Wide Mayo) que escuché con el mismo silencio con que sentí brotar mis lágrimas.  Con silencio y gratitud.
Pasado el mediodía irrumpe, de pronto, un cortejo fúnebre. Se trata del entierro de Melcho Navidad, mi amigo de infancia. Entonces, junto a sus familiares, me dirigí al cementerio para su despedida final.
Al caer la tarde, a la salida del pueblo, mientras compartía una cervezas con Tulo y otros amigos, apareció el bus que llevaba de retorno a los acompañantes  del sepélio, al verlo, de inmediato, me embarque de retorno.

Día 16
Allanado el motivo de mi venida y seguro de no encontrar ningún vehículo de retorno, salí a la trocha a caminar y disfrutar de recordar (paso a paso). Con todo, mi solitario andar solo duro hasta Arinchay, pues los 10 km restantes los recorrí conversando con Javier Azañero  (ganadero y ex alcalde) que también retornaba a la fiesta.
Durante la conversación, al hacer mención de la pareja que viajaba en el auto de Ruso,  Javier se interesa por saber si la visitante saludo al veterano chalán. Le respondo que lo ignoró  por completo. Sonríe y recuerda el apasionado romance que los unió. Tan real y evidente que hasta una hija nació. Una hija del hombre a caballo y de la mujer que al verlo, en aquel instante, ni siquiera parpadeó.
Otra vez en casa de mi amigo, repongo fuerzas con un suculento desayuno que la esposa de Beto dispone me sea servido. Enseguida, bajo un sol resplandeciente, salgo a la calle. Es la hora en que a hombros de los hombres de Ambar, al compás de la banda, el anda de la Mamashona  recorre las coloridas calles del barrio de La Asunción.  (La Asunción,  el barrio que nació entre el pedregal, donde hace medio siglo se encontraban el coso y los chiqueros del pueblo).
Concluida la procesión, puesto que no se compara entre estar en la plaza que  en casa con la banda de viento, sin duda, aquellas fueron las horas mas gratas de la celebración. "Como en nuestra tierra", había dicho Beto. Y así fue. 
Vueltos a la plaza, en la noche, otra vez, alrededor de la pileta, las bandas alternaron hasta el amanecer. Y fue junto a la pileta que pude saludar a Julia Pacheco, amiga entrañable de mi madre.
Pero también allí, en el centro de la plaza, comparecí ante la presencia de quien en mi memoria era una chiquilla mustia, modosita y delgadita. Lejos estaba de imaginar que transformada en una exuberante beldad, al reconocerme, no solo sus palabras sino hasta sus manos, espontáneas y efusivas, consagrarían la gratitud de aquel momento de dichoso reencuentro. Pese al tiempo transcurrido, unidos y reunidos, más que con lo que somos (pasajeros y forasteros, muy a nuestro pesar) con lo que fuimos.  

Día 17



sábado, 27 de agosto de 2016

TRIBUTO A UNA MAESTRA

Familia Berdiales

                                                                      In Memoriam

Distinguida docente (graduada en la PUCP) la profesora Magda Berdiales Alor nació en 1935 en el distrito de Ambar.
Doña Magda (casada con Pablo Urbano López) desarrolló su servicio docente, hasta su cese, en el pueblo de Ambar. Fue maestra de generaciones de ambarinas y ambarinos.
Falleció en Lima, pero sus restos -a pedido expreso- fueron trasladados a la ciudad de Huacho (ciudad en cuyo cementerio general reposan los restos de su cónyuge), en donde permanecen a partir del 27.8.2016 sepultados para la posteridad.
Jamás el pueblo de Ambar contó con una maestra tan calificada y tan respetada. Un maestra tan docente y tan decente.




CAJATAMBINA, FLOR DE MI VIDA



La venerable Nelly en familia

De tal palo tal astilla. Quien lo hereda no lo hurta. En la leyenda local de Cajatambo se cuenta que una hermosa belleza (descendiente de inmigrantes franceses) inspiró su canción mas representativa. Acaso fuera verdad (tal y como aseguran, amigos y familiares, del médico Pedro Reyes Barboza) que la presencia Nelly Ticeran Requejo motivó la existencia de "Cajatambina". O acaso no (tal como aseguran también, amigos y familiares, de Teófilo Gonzales Jiménez, el otro probable autor). Sea como fuere lo trascendente es que la canción existe y que seguirá existiendo, y, por igual, cautivando, en el confín de los tiempos.
Lo que, por otra parte, resulta inequívoco es la categórica beldad de quien se supone fue la destinataria, es decir: la inspiración, para su existencia.     
Precisamente durante las fiestas patronales 2016 tuve oportunidad de conocer y bailar (al ritmo de la banda de Llipa) con Yvana Contreras Ticeran (hija de Nelly). Y vuelto a la realidad, es decir: a Huacho, caigo en la cuenta que la hija de Yvana (que lleva su nombre) ostenta, para gratitud de sus predecesoras, la misma belleza y al mismo tiempo una presencia mediática que acaso ignoran no pocos cajatambinos pero no en cambio la mayoría de peruanos que sigue las emisiones de la Tv nacional. 
A su vez, el geneologista Otilio Vivar, precisa: "Nelly al igual que Amelia, Lupe, Elsa, Julia, Víctor, José, son hijos de Raúl Ticerán Vivar y Julia Requejo Oré; nietos de Eduardo Ticerán Bernard y María Flora Vivar León; Medardo Requejo Girón y Elvira Oré Híjar".
En definitiva -las imágenes lo corroboran- sus presencias, al igual que la del Huayhuash, justifican, con mas razón que nunca, llamar a la tierra en que nací, simplemente: Cajatambo, tesoro cantos y encantos.

 
 

domingo, 21 de agosto de 2016

NARCISO ROBLES ATACHAGUA



Docente, poeta, periodista, fotógrafo, montañista y etnohistoriador, NRA nació en el poblado comunero de Astobamba, Cajatambo, el 31 de octubre de 1930. Fueron sus padres don Sabino Robles Balboa y doña Demetria Atachagua Villanueva. Realizó sus estudios en su tierra natal hasta la edad de quince años, concluyendo la secundaria en el colegio Guadalupe, Lima. Realizó estudios superiores en el instituto de Capacitación Magisterial, y periodismo en Bausate y Mesa, siguiendo además  cursos de capacitación en Técnica Industrial en España y Suiza. 
Ingresó a la docencia  nombrado profesor de la escuela de varones de Copa (Cajatambo). Poco tiempo después fue nombrado director de la escuela primaria unidocente de la comunidad campesina de Rapaz (en donde contrajo matrimonio con Marina Encarnación Rojas), siendo trasladado por voluntad propia a la escuela del distrito de Naván (Oyón), donde permaneció  por más de tres lustros y se convirtió en lugar de nacimiento de sus vástagos. Finalmente, habiendo logrado su traslado a Lima, pidió su cesantía. 
“Poemas del corazón”, “Letra andina” , “Versos dorados a Naván”, "Rima, rima", “Astobamba” t. 1 y 2, “Historia de Naván" y su reciente libro “Breve historia de San Cristóbal de Rapaz” (en coautoría con Eulalia Encarnación Rojas), son títulos que conforman su bibliografía poética e historiográfica.  
La Sociedad de Poetas y Narradores de la Región Lima Provincias, en merito a su trayectoria creativa, el 20.7.2016 organizó en la Casa de la Cultura de Huacho el encuentro regional "Narciso Robles Atachagua". Aquel día, al final del homenaje, me correspondió -compelido por un intenso sentimiento de fervor raigal y familiar- ponderar el vasto derrotero de su existencia y su obra. Las fotos adjuntas pertenecen a aquella grata y honrosa circunstancia. 

En familia y como en casa


Rodeado de ponentes y concurrentes


En Cajatambo junto a su hermano Saturnino (primera fila derecha) con quien compartió el ascenso al nevado Huacshash el 3.8.1958



sábado, 20 de agosto de 2016

PROYECTO DE HABILITACIÓN TURÍSTICA DE LA CORDILLERA HUAYHUASH



Cordillera Huayhuash

Durante los días 15,16 y 17 de junio de 2016 el grupo de trabajo multidisciplinario conformado por Cesar García Rosales (Mincetur), Carlos Ly (diario El Comercio), Ivan Vicente (diario La República), Ricardo Espinoza (guía de montaña), Norberto Hijar (fotografo), un representante del Sernamp y un técnico de la empresa Geodesía y Cartografía hicieron un recorrido de verificación y evaluación de las rutas de trekking que  recorren las quebradas de Izco-Pumarinri y Guanacpatay.
En el trayecto el grupo hizo su primer arribo a la laguna-represa de Viconga (día 15) y asimismo ascenso por el paso Cuyoc y el mirador de San Antonio (día 16).
El resultado del mencionado trabajo propende hacía la mejora de los servicios turísticos que se brinden en la jurisdicción de la provincia de Cajatambo que abarca el circuito Huayhuash.
A nombre de la Municipalidad de Cajatambo y del Patronato de Cultura Y Turismo me correspondió asumir la conducción del grupo; en tal sentido, este sumario explicativo y las imágenes que lo acompañan es parte de aquella responsabilidad. Al respecto, es menester precisar que el mencionado proyecto de habilitación turistica  viene siendo promovido y gestionado desde el año 2013 por el ciudadano cajatambino Raymundo Hijar Calero, quien ha devenido en primer presidente del Patronato de Cultura y Turismo de Cajatambo.

Los proyectos propuestos comprenden la construcción de un  Spa de alta montaña en los baños termales de Guñog, construcción de miradores en el paso San Antonio y paso Cuyoc, centro de interpretación en Huayllapa, embarcadero en la laguna-represa de Viconga, señalización del circuito principal del trekking (de doce días) y acondicionamiento de los campamentos de la ruta.
Para tal fin la Municipalidad Provincial de Cajatambo deberá 1) tramitar el saneamiento físico legal de las Cc. de Huayllapa y Uramaza,y, 2) elaborar el perfil del proyecto de la Habilitación de la Cordillera Huayhuash. Cabe resaltar que de no cumplirse con estas condiciones, el Plan Copesco no podrá efectuar inversiones y hacer realidad los proyectos  del futuro turístico de Cajatambo y la Cordillera Huayhuash.

El equipo de trabajo en la laguna-represa Viconga

Noche estrellada en el campamento de Cuartelpampa

Paso Cuyok (5,050 msnm)
Camino al Mirador

Mirador de San Antonio (5,100 msnm)


Campamento de Utucpampa



viernes, 12 de agosto de 2016

PICHÓN DE CÓNDOR


Vallejo y Haya, sentados en ambas filas.

Al morir Ruben Dario -según contaba VR Haya de la Torre- un grupo de intelectuales en Trujillo (entre los que se encontraba un joven llamado César Vallejo), le rindió homenaje al poeta nicaragüense.
Todo transcurrió conforme a lo previsto hasta que alguien, con la efusión de los tragos, reparó en Vallejo y lo nombró sucesor del homenajeado.
"Pichón de cóndor", lo llamó. Al escucharlo, contaba Haya, Vallejo lloró. No era para menos: Vallejo sabia que seria Vallejo.
No menos evidente es la certeza que trasunta esta amena, franca y reveladora conversación entre dos amigos que ni falta hace nombrar.


sábado, 6 de agosto de 2016

CLEMENTE ATAYAURI (1963-2016)

Plaza de Astobamba


Nació en Cajatambo.
Más exactamente, al igual que yo,
en Astobamba.
Juntos compartimos la misma escuela
y juegos de infancia,
en la misma, y única, plaza del pueblo.
Llegado el momento,
igual que todos, o casi todos, le tocó partir.
Mudarse a la gran capital.
Lima gris y terrible.
Lima andina. 
De Astobamba a San Juan de Lurigancho.
Casado con Santa dió  vida a dos hijos
y ha ese pedazo de Cajatambo
que se llama Atusparia.
Hoy, a la distancia,
me dicen que has muerto,
y que el juego de la vida ha terminado
para ti.
Clemente amigo has muerto
y en cierta manera también nuestra infancia
comienza a retirarse.

viernes, 5 de agosto de 2016

PALABRA DE HONOR, HONOR A LA PALABRA

                                           
Cordillera Huayhuash.Cajatambo.
                                                           
                                                          A Fernán Quinteros, con gratitud y aprecio

Entre 1996 y el último día del año 1999 existió en el Perú  un periódico que murió con su dueño. Andrés Marsano Porras,  abogado y empresario minero, patrocinó la vigencia de El Sol con pasión y emoción sin límites."El diario El Sol -escribió al agradecer un reconocimiento- es también fruto de mi fe en el Perú". Tan así lo fue que El Sol era el único diario de su época que sin recuperar sus costos de edición, ni mucho menos recibir subvención estatal, contra toda lógica, mantuvo su permanencia, independencia y calidad.
Propietario de una mina aurífera localizada en la provincia de Patáz  (Trujillo), lo que Marsa -su empresa- producía servía a su visionario fundador para darse el gusto de ver El Sol todos los días por las calles del Perú. Sin embargo, a pesar de las previsiones que regían su actividad diaria, contra todo pronóstico, la madrugada del 29.11.1999, invitado a formar parte de la comitiva de gobierno en visita oficial a Chile, camino al aeropuerto el raudo Mercedes Benz que lo conducía colisionó con un camión que bloqueó su paso. Así terminó  la existencia de un hombre de empresa para quien todo lo que brilla no fue oro. 
Las cartas inéditas de Julio Ramón Ribeyro,  los articulos del general Edgardo Mercado Jarrin y del arquitecto Fernando Belaunde Terry, entre otros, engalanaron su página editorial y de opinión. En cuanto a las firmas internacionales, me limitaré a mencionar una sola: Hillary Clinton. Y, por último, aunque a mi mismo me cuesta creerlo: mis propios artículos.
Dos ingenieros cajatambinos trabajaron para Marsa: Enrique Gonzáles Calero y Jorge Ballardo Reyes. Ambos familiares mios. Casado con la hermana de mi padre y consultor de Marsa en Lima, cierta vez el tío Enrique  (primer graduado en ingeniería de Cajatambo) hizo este inesperado comentario: "El otro día estuvimos con otros ingenieros leyendo el diario El Sol y allí había uno de tus artículos; entonces, con orgullo, les dije que eras mi sobrino". En otra ocasión, estando en Astobamaba, mientras lampa  en mano limpiaba la calle se apareció el padre de mi primo Jorge (quien falleció en un accidente en el área minera en Pataz) tan pronto nos saludamos lo escuché decir: "Cesar, quiero felicitarte por tus publicaciones en el diario El Sol. Justo el otro día estuvimos en la casa en Lima leyendo tus artículos". Lo mas grato de aquella circunstancia fue que se encontrara mi madre junto a mí en la puerta de la casa en donde nací.
Desaparecido El Sol, aunque sin el mismo entusiasmo ni constancia, seguí publicando mis escritos en otros diarios de circulación nacional. No obstante, pese a tratarse de una actividad habitual, siempre me pregunté con no poco desconcierto por qué si es de lo más normal comprar y leer un periódico no lo es, por el contrario, ser un lector que anhela ser leído a través de sus páginas. De igual modo, me preguntaba que podía motivar a un ex-premier, un ex-presidente y una primera dama (hoy, en 2016, segura primera mandataria de los EEUU) juzgar necesario igual que yo, desprovisto de cargos y oropeles, tener lectores.
Con tales antecedentes y con la irrupción del Internet y los blogs, convencido de vivir para escribir aun cuando de escribir no vivo, decidí -por mi cuenta- hacer para las pantallas lo que en otros tiempos había hecho para el papel. Con la salvedad (tal como vislumbraron Octavio Paz y  Humberto Eco) de que esta vez, además de palabras, podía utilizar imagines y audios para comunicarme. 
Alguna vez el filósofo español Julian Marias se interrogaba sobre lo que sucede cuando un escrito se hace impreso público. Por lo pronto, se respondía, pasa eso: que está dicho. De igual modo, el diplomático norteamericano Henry Kissinger afirmó que publicar era a su entender una manera de intervenir en los hechos de su comentario. En mi caso se trata de algo no menos imperioso ni riguroso: escribo para alimentar la memoria de mi pueblo. Del pueblo en que nací. En definitiva, procurar redactar lo que me hubiera agradado encontrar impreso sobre Cajatambo.
Volviendo al comienzo, para finalizar, vuelve a mi memoria un episodio que parecía haber olvidado. Ocurre que cierto día en Lima, mientras me trasladaba por la avenida Javier Prado en un bus de transporte público, una chica tenía desplegado El Sol. Sentada delante mío leía la página para la que escribía. Pero vi algo mas, algo que me causó al mismo tiempo encanto y espanto: vi mi nombre y mi artículo. En silencio me estaba leyendo mientras a su espalda estaba yo muriendo. A punto estuve de decirle que era autor del texto que convocaba su atención. No lo hice. Me tragué mi asombro.
A la distancia -con más de medio millar de textos en mi haber virtual- creo entrever que la visión de aquella muchacha leyendo el primer y único artículo que, en esos cuatro años, publiqué sobre Cajatambo fue una premonición y a la vez una afirmación. La certera evidencia de que un pueblo requiere no solo que le canten sino también de que le cuenten su historia. 
                            
 Anexo:
              

miércoles, 3 de agosto de 2016

AMOR MÁS ALLÁ DEL AMOR



Siempre  creí que el amor verdadero  es aquel que más allá de la atracción  reciproca,  surge unido por una pasión, por un impulso vital que lo trasciende.
Un vínculo que acaso guarda y conforma la historia de George Mallory y Ruth Turner. Ocurre que Mallory fue un hombre rendido y cautivado por dos amores, aunque tuviera una sola sola mujer, (a la que, por cierto, amó con insobornable devoción). Su otro amor fueron las montañas.
El 8.6.1924, George Mallory y Andrew Irvine partieron rumbo a la cima del monte Everest. La cima más alta jamás hollada -hasta entonces- por hombre (o mujer) alguno. Y por eso mismo, en prueba de su supremo amor a Ruth, el alpinista británico había prometido a su mujer colocar su fotografía en el techo del mundo.
En 1999, setenta y cinco años después, otro alpinista emprendió la misma ruta (oficialmente conquistada en 1953 por Edmund Hillary y Tenzing Norgay) con un propósito singular y superior a cualquier redundante ascensión: hallar el cuerpo de George Mallory. Y lo encontró, el 29.5.1999, congelado, inerme y tendido boca abajo con la pierna derecha fracturada.
Por su parte, Conrad Anker, el alpinista que halló a Mallory, al igual que el mismo, era un hombre apasionado y torturado, por el amor a las montañas y el amor a Jennifer.
Jennifer Lowe-Akner, al igual que Ruth, sintió sin duda -en 1999 como en 1924-  el mismo pesar de ver partir al hombre que amaba. Pues, en su propio nombre, Jennifer (viuda del alpinista Alex Lowe) llevaba la marca de las montañas.
Dicen que Mallory nunca amó más a Ruth que cuando desafiaba al Everest y que viviendo junto a Ruth jamás soñó con más intensidad alcanzar la cima de la montaña mas elevada del planeta. Un amor de tres entre dos. Un amor único: "Unidos no por el amor, / sino por el espanto. / Será por eso que la quiero tanto", escribió Borges.
Y será por eso también que cuando le preguntaron a Mallory porqué moría por ascender a la montaña que podía desgraciarlo, legó algo que más que una simple respuesta, una hermosa  proclama: "!Porque está ahí¡".









martes, 2 de agosto de 2016

TIERRA MÍA DO NACÍ



"En mi calidad de Capitán de la Tarde del 31 de julio, me siento afortunado por el cariño y respaldo recibido de cada uno de Uds. familiares, amistades y paisanos de Cajatambo, Oyón y Huancayo, desde sus aplausos, su compañía hasta sus donaciones, gracias infinitas por todo, sé que la UNYA queda, no se olvida.
Termino feliz el cargo que me confiaron y me voy fortalecido en mi identidad, lleno de amor por mi tierra, sus costumbres y su gente feliz y bregadora que la hace más linda aún a mi Cajatambo querido. GRACIAS MIL A TODOS!!!!"
                                 Pedro Quinteros Carlos y Fanny Thais Barreto

                                  A Elvira y Alcides, mis tíos, con gratitud entrañable 

“Soledad tengo de ti,\ tierra mía do nací", escribió en los albores de nuestra lengua (que es, ahora, tan nuestro como español) un bardo hispano. Pero, desde entonces, mejor que en ninguna, en estos remotos versos (de autor desconocido) perdura la sensación de íntima orfandad y soledad (por todos, o casi todos, conocida) con que nos cobra la vida sus codiciados y lejanos prodigios.
"Pedro Genaro, Capitán, nieto de Pedro Pablo Quinteros Vega, quien en otro tiempo fuera diputado por Cajatambo, te hago entrega  de este presente que lleva impresa la foto mas representativa de nuestra tierra", con tales palabras la mañana del 31.7.2016 hice obsequio de la primera pieza artesanal producida por la agencia de turismo Perú Qoya. 
Gracias a la iniciativa de Fernán Quinteros (ex alcalde de Cajatambo y primo del oferente) lo que supuse debía ser un gesto de discreto afecto se convirtió en un acto público durante la recepción final de las celebraciones en tributo a María  Magdalena en Cajatambo.


Apenas el día anterior había emprendido viaje de Huacho a Cajatambo, persuadido por la certeza de que la fiesta patronal siendo la misma cada año es única siempre. En particular, por la gratitud de los encuentros y los abrazos.  Fue así que tan pronto pise suelo de Astobamba (comunidad campesina encargada de la festividad), para hacer mas convincente y evidente aquella conjetura, conocí a Flora, una estudiante francesa de antropología cuyo trabajo de investigación aborda precisamente la tradición festiva comunal que en Cajatambo recrea y recuerda el colapso del incario. A los acordes melancólicos y melodiosos del arpa y los violines intercambiamos impresiones y hasta bailamos. En buena cuenta, así se lo hice saber, mas que de dos personas se trató, no por circunstancial ni casual, del dialogo -a través nuestro- de dos culturas. Y por eso mismo me parece todavía estar escuchando, de parte de aquella delicada muchacha guarecida del fuego andino (aunque mas exacto seria decir del fuego cajatambino) por un sombrero de paño negro, puntualizar la visible incongruencia de que mientras  el inca, el Huascar y sus pallas danzan al ritmo de instrumentos europeos, el capitán comunero (que representa al conquistador hispano)  lo hace por el contrario al compás de una flauta y un tambor prehispanico.

Flora en Cruzpunta, junto al alcalde y Judith Espinoza y su hija. Al fondo, el Huacshash.

Con no menor gratitud debo evocar también las palabras de Saturnino Robles Atachagua (primo de mi madre y último alcalde de Cajatambo y Oyón) quien a sus ochenta y siete años tuvo la inesperada cordialidad de confiarme que el mediodía del 3.8.1958 le tocó  ser a él ser el primero en hollar la cima del nevado Huacshash. Máximo Luna Jiménez, Anselmo Quinteros y su hermano Narciso fueron los otros protagonistas de la intrépida y no emulada hazaña en la historia de Cajatambo. "Ibamos separados, dice. Cuando llegué a la punta divisé las alturas de Astobamba y llamé a los demás. Al bajar hicimos la promesa de decir siempre que habíamos llegado juntos. Ahora ha llegado la hora de decir verdad".
Asimismo, llegada  la hora estelar del día 31, aquellos minutos que acontecen precedidos por el trabajo de todo  un año (y hasta acaso de toda una vida) me correspondió ingresar al ruedo colmado portando el estandarte del Capitán de la tarde taurina 2016. Ingeniero de minas y gerente de una empresa australiana que opera en el África, Pedro Genaro Quinteros Carlos presidió y condujo una celebración que  se distinguió por su elegancia, sobriedad y sencillez. Tan genuina y espontánea que para dar por concluida su presentación, honrando la tradición de un pueblo de ganaderos y chalanes, ofreció una cabal, e infrecuente entre sus pares citadinos, demostración  de dominio ecuestre.

Cajatambo, 31.7.2016
Si es verdad que del Paraíso solo conocemos a ellas, ninguna gratitud -valga la redundancia- mas grata que la de haber tratado, y sobre todo, bailado, con la hija de la mujer que según la leyenda local inspiró "Cajatambina" (la canción emblemática) y haber de igual modo estrechado la mano de la mujer portorriqueña que compartió su existencia con la mayor figura intelectual de Cajatambo: Walter Quinteros Salazar.
Siempre me he sentido orgulloso de la tierra en que nací. Escribir su historia y las historias de su gente es para mi una fiesta cotidiana. Por cierto, aunque pudiera parecer solo un hobby,  asumo, por cuenta propia, aquel deber. El deber de decir y compartir hechos y circunstancias que juzgo dignas de habitar en la memoria. 
Lejos estuve de suponer  que por algo tan simple y común un día -como ha acontecido este 2016- en Cajatambo y en su fiesta patronal, sus hijos mas preclaros me hicieran destinatario de imprevistas y generosas  muestras de consideración que al mismo que abruma mi contentamiento lo intimida.  Regreso pues, por eso mismo, de un fugaz y feliz viaje. Feliz y asustado, lo confieso. Aywala.