viernes, 27 de octubre de 2017

HUGO ALVA OSORIO





Justo el día en que se inaugura la décima versión de Mistura 2017 muere el creador del mejor alfajor de la Región Lima.
Un producto innovador de pastelería que, valgan verdades, resulta mejor que una miloja y superior a un alfajor.
Hace medio siglo fue creado el que sería mas preciso llamar, por eso mismo, Milfor.
"Adictivo", lo llamó impresionado Wil Laime, un librero ayacuchano afincado en Huacho.
De igual modo, un empresario huachano, Felix Verde, orgulloso de ofrecerlo retiró un día la docena de unidades para servirla en una bandeja.



Luego que sus deslumbrados invitados se enteraban que provenía de Cajatambo, Felix mostraba las vistosas cajas plastificadas.
Creador y productor de tan magnifico producto, Hugo Alva Osorio (padre del alcalde de Cajatambo) ha muerto en Lima.
Frente a la imagen de María Magdalena en la capilla del Centro Juventud Cajatambo parte un hombre que hizo, literalmente, historia con sus manos.
En el cementerio Campo Fe de Huachipa descansaran sus restos, pero el sabor de su legado perdurará en la tierra que lo vió nacer.

LUCAS



Un día de 1987, con quince años a cuestas, Lucas Barrera Pacheco se enroló en las huestes de Sendero Luminoso que ingresaron al distrito de Ambar.
Su madre fue la única en saber que se iria. Al día siguiente, con el corazón oprimido de pesar y resignación, se dirigió al lomo de Quiluay para esperar el paso de la columna.
"Cuando estoy mirando -recordó un día doña Esperanza- aparecieron. Al verlos mis ojos se llenaron de lágrimas. Y al verme Lucas, mi hijo, se dio la vuelta y se quedó parado un rato. Después se dio otra vez la vuelta y siguió andando hasta que volteó la curva de Lascamayo. Nunca más lo volví a ver".
Para entonces, en las alturas del valle Supe-Ambar, ya se había producido la incursión armada que acabó con la vida de Osvaldo Chamorro y tres de sus hijos. Y de igual modo, con la existencia de Angel Cotrina (a quien arrancaron un ojo y obligaron a caminar desangrándose hasta encima de Cashapata).
Pero otros, la mayoría -a diferencia del hijo de doña Esperanza- luego de pasar a ser en Ambar integrantes de las bases de apoyo y combatientes del Partido Comunista que lideró Abimael Guzmán, un cuarto de siglo después, continúan donde los captaron.
Dedicados a las labores propias de un valle agrícola y ganadero, paralela y adicionalmente han devenido en pacíficos campesinos, transportistas motorizados y hasta fervorosos evangélicos.