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martes, 30 de octubre de 2018

LASCAMAYO



Apenas abro los ojos contemplo en silencio el sombrero de mi madre. El último warmisuku de todos cuanto usó.
El sombrero de mujer de Cajatambo que por casi medio siglo lució con orgullo en el valle de Ambar. Por eso, en su memoria, allí está, siempre presente.

Tan pronto abandono el abrigo de las frazadas me acerco y la beso. Siento que, de algún modo, allí está todavía mi madre. Mi adorada gordita Chispas. Enseguida tomo también mi sombrero y salgo a recorrer el fundo.Entre el río grande y el río chico se encuentra Lascamayo. A todas luces se trata del fundo mas vistoso y fértil de la parte alta del valle Supe-Ambar.
David Reyes Ballardo, propietario del fundo Puajcancha, hizo traspaso a Augusto Villanueva Marin. Así Lascamayo de manos de mi tío abuelo paterno pasó a manos de mi abuelo materno. Al morir mi abuelo, mi madre junto con su madre regentaron Lascamayo por décadas.
Las chacras quedan, los dueños pasan. Al igual que ellas, hoy 30.9.2018, estoy aquí. Aquí, al pié del cerro Rukupadre.

Decido recorrer el fundo y tan pronto inicio mi caminata se agolpan los recuerdos. Situaciones que ví y viví. Recuerdos alegres y tristes.
A la sombra del arrayán del patio veo una tarde a mi abuelo invitar a su mesa a un viejo de enmarañada barba y rozagante como un tomate, don Nolberto Celis (descendiente de los italianos que llegaron a Ambar). Sentados antes sendos mates servidos de suculento Pari, el viejo Nolbe deslumbrado ante el plato preferido de Cajatambo cada que lleva la cuchara a su boca, al mismo tiempo que pigmenta sus rubios mostachos con el aderzo, solo atina a decir: "Esto si que está fabuloso don Augusto".

La tarde del de 31.5.1970 mi madre cogió su manta y se dirigió a la moya de Rodeocorral (como lo hago yo esta mañana asediado de nostalgia). A medía cuesta se dió la vuelta para mirar la casa en donde dormía mi hermano Alfredo y una repentina aprehensión la paralizó: "¡Ay, se dijo, mi pobre hijo hace días que no lo he bañado!". Mortificada por ese pensamiento se regresó para encender el fogón.
Precisamente cuando terminaba de vestir el pequeño cuerpo de mi hermano hicieron su aparición por el camino Lucha y Gushma."Ahora si mi hijo está limpio y buenmozo", les dijo sonriendo mi madre al acariciar y tener entre sus brazos a su hijo de apenas dos meses de nacido.
Eran las 3:47 de la tarde. Fue la hora y el minuto que comenzó el terremoto más destructor de la historia del Perú.



viernes, 8 de diciembre de 2017

AMADEO ALOR CÓRDOBA



Fue el patriarca del pueblo de Ambar en el siglo XX.
Casado con Angelita Villareal fue padre de nueve hijos.
Puesto que en Ambar hasta las presencias notables tienen otro nombre, le decían -sin decírselo- Papaco.
La mayor extensión de tierras que rodean al pueblo le pertenecían.
Al llegar de Cajatambo, en la década del sesenta del siglo pasado, mi abuelo Augusto Villanueva Marín y Papaco se hicieron entrañables amigos.
Mi abuelita Digna recordaba que mi abuelo se aparecía en el pueblo  llevando de Lascamayo carneros desollados y sacos de papa amarilla para agasajar a su amigo por su cumpleaños.
Entonces, toda la comitiva se trasladaba a alguna de sus casas-huerta próximas y allí celebraban durante -por lo menos- un par de días.
Fueron tan amigos que cuando Papaco (muy a su pesar y persuadido por mi abuelo) decidió heredar su cuantioso patrimonio a sus hijos, fue mi abuelo quien pasó a ser el dueño.
En señal de absoluta amistad y confianza -para espanto del pueblo ambarino- Papaco legalmente cedió en venta todos sus bienes a mi abuelo, y este a su vez, uno a uno los fué distribuyendo a los vástagos de  Angelita y Amadeo.
Finalmente, por desgracia (aunque eso ya no pudo verlo) tal como temía el patriarca de Ambar, uno a uno, sus herederos se fueron deshaciendo de sus amadas tierras.
Cierto día en Huacho, cuando Angelita y Digna eran ya viudas, fui testigo de una conversación memorable:
-Mi Augusto era bien chinero. Eso nomás era lo malo. Hasta me decía: "Tu creerás que yo las busco. Ellas solitas vienen y entonces que puedo hacer".
-El Amadeo era igual. "Que te preocupas -me decia- nada te falta. Si las cholas quieren, tengo pues que darles su tumbadita".
Y enseguida las dos memoriosas señoras brindaron riendo con sendos vasos -pues los serví- de chicha de jora.


miércoles, 6 de diciembre de 2017

UNA MUERTE SIN FIN



Mi madre me habló con entusiasmo del infatigable muchachito que en un santiamén había pircado las murallas de los corrales y había ayudado a empanar la semilla de la alfalfa que resplandecía de verdor detrás de la casa.

“Que vivo y trabajador es ese chiquito”, me contaba con admiración mi viejita. “Igualito a su papá”, recordó, evocando a Guzmán Chamorro que murió asesinado al cruzar las alturas de Gorgor y Ambar acompañado por su mujer y un vecino llamado Pepino. (Al final, luego de cumplir condena por el crimen, el vecino se suicidó y la mujer de Gushma quedó más viuda que nunca).

Pero, por desgracia, el lamentable caso del niño que el 3 de setiembre del 2005 puso fin a su vida a los 12 años en el caserío de Cashapata (distrito de Ambar) no es la única muerte de quien fuera Teófilo Chamorro Rosales.

Pues su anterior defunción sucedió hace quince años cuando su hermano mayor cayó en un enfrentamiento (que importa el bando si pudo estar en cualquiera) en un paraje de Parán.

Entonces su madre, rebelándose contra lo inexorable, al nacer el último de sus doce hijos decidió recobrarlo nombrándolo igual que al hijo caído. Así el pequeño Teófilo tuvo dos vidas como ahora tiene dos muertes.

En Cashapata, a más de cuatro mil metros de altura cerca a la choza de piedra y paja que vio morir a Teófilo quedan aun vestigios de la casa en la que fueron aniquilados tres de sus primos y el hermano de su padre. Conozco el lugar. Pasé allí, hace años, una tarde sombría entre nubes y fantasmas que, dicen, penan todavía.

Por eso no me es difícil imaginar su muerte en la fría desolación de la quebrada con el trago mortal nublando sus ojos. Clamando por su madre tan ausente como el padre y el hermano, el tío y los primos que nunca más lo habrían de dejar solo. Nunca más.

El escritor franco-argelino Albert Camus dijo alguna vez que el suicidio es al fin y al cabo la única pregunta verdaderamente importante que se puede plantear un ser humano: La de que si en verdad la única la vida que nos es dado a todos vivir vale la pena de ser vivida. Por desgracia, la respuesta parece ser solo -irremediablemente- silencio y olvido.

lunes, 4 de diciembre de 2017

ESPAÑA 82



El martes 22 de junio de 1982 se enfrentaron en el estadio Riazor de La Coruña, los seleccionados de Polonia y Perú.
Aquel día me encontraba en el caserío de Tambón (cuando entonces los 15 km que separan a Ambar de Tambón los unía un viejo camino de herradura, que había que recorrer durante horas).
Portando una radio a pilas, Santos Osorio (el más mentado futbolista de la parte alta del valle Supe-Ambar) aquella mañana sonreía entusiasmado sentado sobre una pirka que cercaba un verde sembrío de papas. Me acerqué a saludarlo y juntos escuchamos el partido.
El primer tiempo terminó en empate. Al segundo llegó el desastre: Polonia 5 goles. Perú 1. Así terminó la ilusión.
Lo único que quedó fue que a Santos, los días domingos, en la pendiente inclinada que servía de campo de fútbol en Tambón, dejaron de decirle Pelao para llamarlo Lato (en recuerdo al calvo jugador Grzegors Lato, indiscutible estrella del seleccionado polaco).


 http://albumdepalabras.blogspot.pe/…/…/once-contra-once.html

domingo, 12 de noviembre de 2017

LA HAMACA


Desde que leí "El General en su laberinto"-de tanto que se lo menciona- sentí interés por reposar alguna vez (al igual que el Libertador) sobre una hamaca.
Pero a decir verdad, con el paso del tiempo, olvidé aquel novelesco propósito, hasta que cierto día, al despedirnos, mi hermano me dice: "Llévate esta vaina, te va servir".
Cuando llegué a Huacho, de prisa y acucioso por abrir el paquete, al develar su misterio de inmediato recordé el libro del Gabo sobre Simón Bolivar.
¡Una hamaca! Una hamaca celeste a rayas (de fabricación brasilera) era lo que mi hermano Alfredo, en mi caso, y antes de salir de su casa -con no menos realismo mágico que el celebérrimo escritor colombiano- había procurado a mis trastos viajeros.
Confrontado el dilema (entre Ambar, Cajatambo y Huacho) decidí que entre los eucaliptos en Lascamayo (Ambar) cumpliría la hamaca de manera más apropiada su función cultural.
Llegado el momento (exactamente el 5.11.2017) con harto entusiasmo como con no poca torpeza, ubiqué los tallos y amarré ambos extremos. Y sin más confié mis 87 kilos a la miserable telita celeste. Para mi gran sorpresa no solo resistió sino que hasta comenzó a mecerme (igual que a un niño en su cuna), mientras miraba maravillado (sin estar parado) los cerros Rucupadre y Piriuya, que contemplé desde mi infancia.
Feliz como una perdiz (a mis 54) para qué negarlo, me puse a leer y hasta a dormitar, arrullado por el rumor aromoso de los eucaliptos.
La historia hubiese sido fenomenal de no haberse tornado, súbita y abruptamente, brutal. Pues, en una fracción de segundos, en un instante, volví a la realidad.
Literalmente me fui a la mierda. Caí de golpe, con todo mi peso, sobre la boñiga y las hojas secas (que amortiguaron mi caída).
Mi impericia y mi novelesco apuro había hecho que la amarra del pateador no resistiera y cediera.


viernes, 27 de octubre de 2017

LUCAS



Un día de 1987, con quince años a cuestas, Lucas Barrera Pacheco se enroló en las huestes de Sendero Luminoso que ingresaron al distrito de Ambar.
Su madre fue la única en saber que se iria. Al día siguiente, con el corazón oprimido de pesar y resignación, se dirigió al lomo de Quiluay para esperar el paso de la columna.
"Cuando estoy mirando -recordó un día doña Esperanza- aparecieron. Al verlos mis ojos se llenaron de lágrimas. Y al verme Lucas, mi hijo, se dio la vuelta y se quedó parado un rato. Después se dio otra vez la vuelta y siguió andando hasta que volteó la curva de Lascamayo. Nunca más lo volví a ver".
Para entonces, en las alturas del valle Supe-Ambar, ya se había producido la incursión armada que acabó con la vida de Osvaldo Chamorro y tres de sus hijos. Y de igual modo, con la existencia de Angel Cotrina (a quien arrancaron un ojo y obligaron a caminar desangrándose hasta encima de Cashapata).
Pero otros, la mayoría -a diferencia del hijo de doña Esperanza- luego de pasar a ser en Ambar integrantes de las bases de apoyo y combatientes del Partido Comunista que lideró Abimael Guzmán, un cuarto de siglo después, continúan donde los captaron.
Dedicados a las labores propias de un valle agrícola y ganadero, paralela y adicionalmente han devenido en pacíficos campesinos, transportistas motorizados y hasta fervorosos evangélicos.

martes, 22 de agosto de 2017

ECOLOGÍA y TRADICIÓN

Literalmente, se trata de salvar vidas. Miles de pequeños pinos plantados en los cerros de Lascamayo (en la parte alta del valle Supe-Ambar).
Diseminados, a cada tres metros, entre el pasto seco y la maleza de las laderas -aunque todavía no sean visibles- existen. Existen y mueren de sed.
Por eso, aun a riesgo de resbalar (circunstancia de la que da cuenta -en mi caso- una herida en la rodilla) y hasta de rodar, estamos aquí, en la pendiente enmarañada de Pince.
Ulina, Saúl, Chami y yo, portando un par de galoneras, desde la mañana hasta la tarde, hemos vertido cinco litros de agua a cada hoyo donde reverdece un tierno plantón de pino radiata o pátula. Para participar de este casi secreto empeño viajé de Huacho a Lascamayo. Aunque antes debí recalar, en el día final de celebración en tributo a la Mamashona (Virgen de la Asunción) el 17.8.2017, en Ambar.
Puesto que toda festividad lo es también, al margen de los programas, por los reencuentros que procura, comparecer antes las hermanas Mayo Cifuentes, Rosa Lecaros y Gladys Gavedia, fue mas que un motivo de reunión un acto de jubilosa comunión en el curso de unas horas sonoras, al ritmo de dos bandas de viento.

De igual modo, con no menos sorpresa, volví a coincidir con Oyvind Wesseltoft y su grupo noruego en el primer día de recorrido de la ruta ecuestre Caral-Kotosh (que juntos comenzamos en 2008).
A pesar de las objeciones y recusaciones de Toña y Lucila,  siento que haber llegado a Ambar en brazos de mi madre me vuelve tan ambarino que si hubiese nacido allí. Y por eso mismo, me congratula por igual, haber contribuido a este vínculo turístico entre Ambar y Cajatambo.

Incluso al momento mismo en que proso este recuento, sentado en un extremo de la huerta que cultivó mi madre, entre plantas de alcachofas, se mecen las ramas de los eucaliptos mientras las aguas de riego discurren no menos alegres y bulliciosas. Bulliciosas y alegres, bajo un cielo despejado y un sol que reverbera.
Extraño a mi madre y recuerdo a mis abuelos; todos provenientes de Cajatambo (que nos legaron, ubicado entre dos ríos, este vistoso fundo en Ambar). Pese a todo, por encima de la nostalgia y del pesar, puede más la gratitud. La certeza de tener a mi madre aquí,  no menos  presente que el sombrero que usó y que beso con emoción cada mañana.
Justo cuando tenia previsto viajar a Huacho, las palabras de Ulina -al final de la jornada forestal- han diferido mi retorno: "César, mañana voy a marcar mi ganado, ven a mi casa".
Profea Laureano León, Ulina, nació en Uramaza (Cajatambo). Llegó a Ambar, junto a sus padres y hermanos, siendo niña. Se trató en definitiva -salvo ocasionales visitas anuales al pueblo del que partieron- de una mudanza sin retorno.  
"Ojala nunca nos maldigan: por nosotros dejaron su pueblo", escuché afligirse un día a mi madre. No era para menos: mi abuelo Augusto (padre de mi madre) los trajo para hacerse cargo de la estancia en Torrejirka.
Tan categórico resulta que la familia Laureano León llegó para quedarse, que doña Benita (madre de Ulina) y dos de sus hijas reposan en el cementerio de Ambar. Por si fuera poco, hasta don Basilio Laureano Atachagua (padre de Ulina y tío del director de la principal banda de viento de Cajatambo) tiene su propio nicho.
Apenas llego a Gantuyoj (el poblado que surgió  en 1997 alrededor de una escuela) celebro ver -como desmintiendo las angustias de mi madre- el patio escolar repleto de reses. Asimismo, habida cuenta que Ulina ha adoptado el credo evangélico, en lugar de licor, para asentar la comida, bebo una deliciosa chicha  de jora. Sabrosa jara asua que guarda un sabor remoto y entrañable.

 

jueves, 8 de junio de 2017

TU NOMBRE ESCRITO SOBRE LA NIEVE



Jamás lo olvidaré. Al llegar a la cima rocosa del cerro Huamancalle -que divide los distritos de Ambar y Gorgor- detuve el caballo, (en realidad, se trataba de una hermosa yegua alazán que me había transportado hasta Cajatambo). Volvía a Lascamayo y fue allí, de regreso hacía Ambar, a casi cinco mil metros de altura, cuando la aparición de una flor silvestre sobre un manto blanco de nieve detuvo mi marcha y capturó mi atención. Deslumbrado por su esplendorosa presencia descabalgué para contemplarla.
Durante un eterno minuto, flor y viajero, nos miramos. Conmovido, antes de reanudar mi camino, con todo el fuego de mi corazón, escribí sobre la nieve: "María, te amo". Enseguida volví a la montura y me alejé para siempre. Pasó el tiempo, pero jamás olvidé el hallazgo de aquella flor solitaria. Tan presente estuvo en mi memoria que un día, veinte años mas tarde, volví a escribir, sobre un papel no menos blanco que la nieve: "Tu nombre escrito sobre la nieve, arde todavía".




viernes, 28 de abril de 2017

EL ADIÓS







Al llegar la mañana un repentino retortijón la despertó a gritos. Era víspera del Día de la Mujer y era el cáncer en su face mas inexorable. "Ahora sí, prepárense", alcanzó a decirnos, resignada y serena. Enseguida pidió reposar en la cama de su mamá (entonces de 99 años). Tendida en posición fetal -como cuando era niñita- esperó la llegada de la ambulancia. En esa circunstancia, me arrodillé, besé su mano y le agradecí el privilegio de ser su hijo.
Durante el transcurso de la tarde, cuando ingresé a la sala de emergencia una técnica de enfermería lloraba mientras la cuidaba. Sus lágrimas me conmovieron. Cuando me dirigí al médico, me previno que el evento se produciría por la noche. Exactamente a las 9.45 del 7.3.2011 el corazón que mas intensamente había palpitado por mi desde que nací cesó de latir.
Siempre nos dijo que moriría por la misma causa que su padre. Al leer la partida de defunción de mi abuelo corroboré sus palabras: oncología gástrica.
Seis años después, la conmemoración de su partida me halla en Lascamayo (en el fundo que heredó de sus padres). Me acompañan su recuerdo y el último sombrero que usó (un warmi suku cajatambino de cinta negra). También los eucaliptos que sembró y el rumor del río que siempre oyó. En definitiva, hoy más que nunca, a pesar de la nostalgia (o acaso por eso mismo), bajo un sol radiante, descubro que la vida me alumbra y hasta me deslumbra.

martes, 14 de marzo de 2017

LIQUE


Tarde de febrero de 2013, caserío de Tambón (Ambar). Lique -al centro, junto al árbol- canta y baila.












Ingeniero graduado en la desaparecida Unión Sovietica, Enrique Quinteros Cipriano, fue un hombre de extracción autenticamente popular nacido en Ambar.
A su retorno de la URSS regresó no solo con una especialidad laboral sino también con una esposa.
Hijo de campesinos, jamás se apartó de la gente del campo.
Huacho, ciudad capital de la Región Lima, fue su centro de operaciones; desde allí, junto con su esposa Larissa, también ingeniera (originaria de Ucrania) desarrolló labores de asesoría técnica y fueron felices  padres de dos hijas: Kriss y Ambar.
Complacido de llevar uno de los apellidos de más genuina estirpe cajatambina, en más de una ocasión, lo ví alternar junto a los residentes huachanos-cajatambinos durante las celebraciones en tributo a María Magdalena.
Pero fue en el pueblo donde nació, en Ambar, durante las fiestas patronales de 2016, en el mes de agosto, que coincidimos por última vez. Me impresionó verlo delgado y demacrado, pero sobre todo verlo tan entusiasmado y hasta -se diría- tan trágicamente feliz.
A pesar de su singular trayectoria, tanto en Ambar como en Huacho, Lique se empeño siempre en ser un ambarino mas. Ese proceder le procuró tener lo que nunca quiso perder, junto a lo que siempre quiso alcanzar. Eso lo distinguió, pero ante todo, hizo de él un hombre dichoso, que, al fin y al cabo, es el mayor logro al que una persona puede (y debe) aspirar.


AmbarKriss y Larissa





martes, 6 de septiembre de 2016

SAY WAJAYLA




Con esas precisas palabras la tarde del 8.10.2016 di la bievenida a Yvan Salazar en la plaza de Ambar. Amigo de infancia y músico dedicado a la difusión de los ritmos de Cajatambo, y otros pueblos, Yvan llegó a Ambar para amenizar una noche conmemorativa en memoria de quien fuera doña Yolanda López Sifuentes.
Invitado por las hijas de la homenajeada, en mi particular condición de ser en igual medida hijo de los pueblos de Ambar y Cajatambo, me correspondió hacer la presentación de Yvan y su grupo.
Y puesto que, en definitiva, se trató de una noche de reencuentro del pueblo ambarino con la guitarra, ningún lugar pudo ser mas propicio escenario que las instalaciones del hotel "La Casona". Antigua residencia de la familia Diaz (compuesta en su mayoria por mujeres) fue aquel el escenario de miticas serenatas, al ritmo de las guitarras, entonadas por David Reyes Ballardo, la voz mas legendaria de la música cajatambina.
Como era de esperarse, la actuación de Yvan y su grupo no solo retribuyó las expectativas sino despertó el interés de volverlos a escuchar. Fue así como Cajatambo volvió a conquistar Ambar, con su mas convincente y cautivante manera: al ritmo de su canto. Y puesto que nadie podía celebrar aquel acontecimiento mas que yo, celebre viviendo y bebiendo hasta el mediodía del día postrero en que tomé un colectivo aparcado a la sombra del gran pino (símbolo ecológico de Ambar) que en hora y media me condujo a Huacho, justo para almorzar y descansar.


lunes, 29 de agosto de 2016

CRÓNICA DE AGOSTO


A menos de dos horas de viaje motorizado (que hace cien años eran de doce horas a caballo), a 70 km de Huacho y a 2050 metros de altura, un gran árbol que se yergue solitario enfrente del templo del pueblo, espera al visitante que llega a Ambar. Otrora ganadero (salvo en las partes altas) Ambar ha devenido en distrito eminentemente fruticola. Miles de plantas de duraznos, chirimoyas y paltas han sustituido en tres décadas los alfalfares  de otra épocas.  Y aunque por centurias perteneció a Cajatambo, en 1935 pasó Ambar a formar parte de la extinta provincia de Chancay, para, por último, ser uno de los doce distritos de la provincia de Huaura.

Después de algún tiempo, con motivo de las fiestas patronales (que se realizan cada año del 14 al 17 de agosto), he regresado en 2016. Recuerdo que la última vez que estuve por la misma fecha bailé con mi madre (en cuyos brazos llegué a Ambar) frente a la imagen de la Mamashona, al pie del gran pino.

Día 14
Mochila a la espalda me dispongo  caminar los 17 km que separan mi chacra del pueblo, es decir, de Lascamayo a Ambar. Pero justo a la altura de Paquish (en donde en 1997 un alud sepultó a doce personas) aparece el auto de Ruben fuentes Rivera (ex alcalde y comunero de Lascamayo). Conduce una pareja de que ha decidido explorar las alturas de la cuenca Supe-Ambar. Se trata de una mujer que fue negociante hace mas de dos décadas y quien lo acompaña es un profesor de la universidad estatal de Huacho. De  manera que además de recorrer sentada los lugares que recorrió a caballo, celebra sorprender a los ancianos que la ven reaparecer. Sin embargo, cuando nos cruzamos con el único (y último) chalán de Ambar, lo ignoro por completo.
Al llegar al pueblo, comenzó para mi la fiesta de los saludos y los abrazos. Después de dar cuenta de un suculento seco de cordero, enterado de la presencia de mi amigo Beto Osorio (empresario gráfico, cuya madre fue, igual que en mi caso, también de Cajatambo) terminé de huésped de su confortable casa-huerta.
A las nueve de la noche, Beto y familia se trasladaron a la entrada del pueblo para recibir a la banda de músicos. También se hizo presente Like Quinteros (ingeniero graduado en Rusia y casado con una warmi de aquellos remotos confines). Lo imprevisto sucedió cuando el nombre impreso en los instrumentos y en los uniformes de   los músicos no correspondía al del programa de la celebración.

Sin remedio, superado el desconcierto y entonada la reverencia, en pasacalle, ingresaron los 32 integrantes de la banda "Nueva Sensación de Marca" a la plaza (donde ya se encontraba otra banda) .  Así comenzó la fiesta.

Día 15
Resurrectos, Julio Rosado y Arturo Calero, además del anfitrión, recalamos en un restobar  próximo a la plaza. Entonces, aquella mañana, vi acontecer algo lo que creí impensable apreciar en Ambar en estos tiempos: dos guitarristas tocando y cantando al estilo de Cajatambo. Incluso, escuchar  una canción nunca oída, dedicada a la Mamashona entonada por su propio autor. Una hermosa canción (compuesta por Wide Mayo) que escuché con el mismo silencio con que sentí brotar mis lágrimas.  Con silencio y gratitud.
Pasado el mediodía irrumpe, de pronto, un cortejo fúnebre. Se trata del entierro de Melcho Navidad, mi amigo de infancia. Entonces, junto a sus familiares, me dirigí al cementerio para su despedida final.
Al caer la tarde, a la salida del pueblo, mientras compartía una cervezas con Tulo y otros amigos, apareció el bus que llevaba de retorno a los acompañantes  del sepélio, al verlo, de inmediato, me embarque de retorno.

Día 16
Allanado el motivo de mi venida y seguro de no encontrar ningún vehículo de retorno, salí a la trocha a caminar y disfrutar de recordar (paso a paso). Con todo, mi solitario andar solo duro hasta Arinchay, pues los 10 km restantes los recorrí conversando con Javier Azañero  (ganadero y ex alcalde) que también retornaba a la fiesta.
Durante la conversación, al hacer mención de la pareja que viajaba en el auto de Ruso,  Javier se interesa por saber si la visitante saludo al veterano chalán. Le respondo que lo ignoró  por completo. Sonríe y recuerda el apasionado romance que los unió. Tan real y evidente que hasta una hija nació. Una hija del hombre a caballo y de la mujer que al verlo, en aquel instante, ni siquiera parpadeó.
Otra vez en casa de mi amigo, repongo fuerzas con un suculento desayuno que la esposa de Beto dispone me sea servido. Enseguida, bajo un sol resplandeciente, salgo a la calle. Es la hora en que a hombros de los hombres de Ambar, al compás de la banda, el anda de la Mamashona  recorre las coloridas calles del barrio de La Asunción.  (La Asunción,  el barrio que nació entre el pedregal, donde hace medio siglo se encontraban el coso y los chiqueros del pueblo).
Concluida la procesión, puesto que no se compara entre estar en la plaza que  en casa con la banda de viento, sin duda, aquellas fueron las horas mas gratas de la celebración. "Como en nuestra tierra", había dicho Beto. Y así fue. 
Vueltos a la plaza, en la noche, otra vez, alrededor de la pileta, las bandas alternaron hasta el amanecer. Y fue junto a la pileta que pude saludar a Julia Pacheco, amiga entrañable de mi madre.
Pero también allí, en el centro de la plaza, comparecí ante la presencia de quien en mi memoria era una chiquilla mustia, modosita y delgadita. Lejos estaba de imaginar que transformada en una exuberante beldad, al reconocerme, no solo sus palabras sino hasta sus manos, espontáneas y efusivas, consagrarían la gratitud de aquel momento de dichoso reencuentro. Pese al tiempo transcurrido, unidos y reunidos, más que con lo que somos (pasajeros y forasteros, muy a nuestro pesar) con lo que fuimos.  

Día 17



sábado, 27 de agosto de 2016

TRIBUTO A UNA MAESTRA

Familia Berdiales

                                                                      In Memoriam

Distinguida docente (graduada en la PUCP) la profesora Magda Berdiales Alor nació en 1935 en el distrito de Ambar.
Doña Magda (casada con Pablo Urbano López) desarrolló su servicio docente, hasta su cese, en el pueblo de Ambar. Fue maestra de generaciones de ambarinas y ambarinos.
Falleció en Lima, pero sus restos -a pedido expreso- fueron trasladados a la ciudad de Huacho (ciudad en cuyo cementerio general reposan los restos de su cónyuge), en donde permanecen a partir del 27.8.2016 sepultados para la posteridad.
Jamás el pueblo de Ambar contó con una maestra tan calificada y tan respetada. Un maestra tan docente y tan decente.




lunes, 21 de diciembre de 2015

HUACHO SALUDABLE

Plaza principal de la ciudad de Huacho

Con el propósito de poner al alcance de "La Capital de la Hospitalidad" y su gente productos agropecuarios y ganaderos netamente orgánicos y artesanales surge "Huacho Saludable". 
La modalidad inicial de promoción y venta es la de distribución por delivery. 
Mas que una transacción comercial "Huacho Saludable" se propone fomentar y establecer un vinculo cultural. Es así que ofrecemos el mas ancestral maíz orgánico de la Región: "El grano de oro", producido por la comunidad campesina de Utcas. De igual modo, derivados lácteos de optima calidad: los primeros quesos pasteurizados y etiquetados del norte de Lima Provincias. Manjarblanco "La Cajatambina" (cotizado como uno de los mejores manjares en la diferentes versiones de Mistura). También deliciosa miel de abeja con aroma y sabor de fragantes eucaliptos. Asimismo, panes integrales y tradicionales preparados en hornos de leña. De igual forma (aunque la fama se le adjudique a Sayan) "Huacho Saludable", ofrece por Navidad y Año Nuevo el alfajor tipo miloja que de lejos, por su sabor y presentacion, prestigia a la Region.
Por esa razon, "Huacho Saludable" tiene previsto previsto ademas distribuir las papas nativas de la comunidad campesina de Cochas-Paca. Ocurre que la comunidad de Cochas-Paca rotura sus campos con calzas (las chaquitakllas de incario) y cultuva de manera absolutamente orgánica y ecológica las mejores papas de la Región Lima.
"Huacho Saludable", de igual modo ofrecerá verduras orgánicas cultivadas en sus viveros localizadas en el área andina de la cuenca Supe-Ambar. Dado el rotundo y creciente interés de sus primeros clientes (entre los que se cuentan autoridades del gobierno provincial, integrantes de instituciones de servicios de salud y empresarios de la ciudad) "Huacho Saludable" se enorgullece de contar con su confianza y amistad. 
Y puesto que alimentarse es también crear cultura, consumir lo mas natural y ancestral que su gente del campo produce es lo que -con certeza- la población de la primera ciudad de la Región merece y "Huacho Saludable" ofrece. Finalmente, para quienes se sientan destinatarios de esta propuesta y persuadidos de pasar del dicho virtual al hecho real de probar las delicias y sabores que "Huacho Saludable" ofrece son estos los números que lo harán posible: 6766704 / 989593766 !Felices Fiestas¡


Alfajor
Alfajores-miloja
Manjarblanco

Mistura 2014
Maíz orgánico (Utcas)  
Papa nativa orgánica (Cochas-Paca)
Puebo de Utcas
Fundo Lascamayo (Ambar)
Fundo Columnapampa (Cajatambo)
Ciudad de Cajatambo

Vehículo de colección y provisión de HS 

lunes, 2 de noviembre de 2015

ADÁN, EL CHALÁN


Adán Quinteros Robles enrumbó un día de la década de los setenta del siglo pasado al distrito de Ambar por trabajo y se quedó por amor. Pero también por amor a la ganadería y en particular a los caballos.
Casado con Carmen Solórzano Sifuentes, devino Adán en padre de cinco hermosas hijas y un solo hijo varón. Ambar era entonces un pueblo dedicado, además de la cría de ganados vacunos y ovinos, al cultivo de zapallos y maíz morado.
Con la introducción del cultivo de duraznos, a partir de la década siguiente a su arribo, las parcelas de uso agrícola y ganadero  pasaron a convertirse en plantaciones  frutales permanentes, entonces Ambar comenzó a dejar de ser el pueblo que había sido por siglos.
Pronto el cambio sentó su impacto: las motos y las camionetas reemplazaron a los caballos, los cables a motor a los burros cargueros. Entonces muy a su pesar, Adán, cajatambino de pura sepa; Adán, el garboso chalan,  tuvo que resignarse también a hacerse frutero.
Puesto que, a diferencia de Adán, llegué  a Ambar en la infancia, conocí  a Carmen desde que era soltera. Por eso, desde que mi madre me dijo que se había casado con un paisano de Cajatambo, nada me motivo mas aprecio. 
De igual forma, ambos me acogieron y trataron con afecto. Luego, conforme crecían,  también sus hijas y su hijo. Incluso durante las fiestas patronales un día Carmen, señalando a su prole, me supo decir con gracia y halago: "Mira allí están tus hinchas". En sus palabras sentí que al mismo tiempo que con Adán ella se había casado con Cajatambo. Con lo que somos los cajatambinos por nuestra manera de ser y hacer. Y hasta de bailar.
Todo eso fue Adán para Ambar: un señor de Cajatambo. "Saluden siempre a las personas, y si no, aunque sea les pagaré para que lo hagan les decía a mis hijos",  le oí decir con humor y gratitud alguna vez.  En un país -como acostumbraba decir el poeta Antonio Cisneros- en donde abundan los doctores y escasean los señores, Adán fue, literalmente, el último caballero en el fragante reino de los melocotones y las chirimoyas. Adán, el chalán.
Al respecto, resulta ilustrativo que mas que un caso personal por mas que aumenten los melocotones y las chirimoyas, y sus rotundos réditos,  chalanes como lo fuera Adán, sencillamente, por las calles de Ambar ya no habrán ni volverán. Pues mas allá del balance de las cosechas, la verdadera estirpe de un pueblo, no termina sino comienza en el estado de sus cuentas.
 





martes, 8 de septiembre de 2015

EL CAMIÓN QUE SIGUE RODANDO EN LA NOSTALGIA



 A media tarde del 13.4.2006, bajo un cálido sol y un viento fresco que agitaba las ramas rodeado, sobre el verde cesped, de la gente que quiso y se dedicó a servir César Augusto Melendez Sifuentes quedó sepultado bajo tierra en uno de los mas discretos y silenciosos cementerios de la campiña de Huacho. Allí junto a su cuñado, su primo, un integrante de la hermandad de la Mamá Shona y su hermana me tocó hablar. Mejor dicho: pedí hacerlo. Por los aplausos y por los abrazos y las lagrimas de sus familiares me parece que apreciaron mis palabras. Incluso hubo quien -lo recuerdo bien- me dijo: " César, lo que has dicho nos ha llegado al bobo". En verdad, no lo sé; pero si estoy seguro que nunca sentí tanta responsabilidad porque simplemente el finado -como se acostumbra decir acá- no soportaba huevadas (ni hechas ni dichas).
Luego de despedirme de sus familiares en el mismo "Expreso Ambar", conducido por el último ayudante de mi tocayo, me despedí en una esquina de la Av. San Martín del venerable Ford y de los amigos que volví a ver.

Aquí el texto de las palabras que expresé:
http://albumdepalabras.blogspot.pe/2015/…/expreso-ambar.html

jueves, 28 de mayo de 2015

PARI EN USA

David y Elida

"Mas que el sol tu belleza ilumina esta mañana", recuerdo haberle dicho en la calle principal de Cajatambo. Así, durante las fiestas patronales, conocí a Elida, la esbelta y risueña hija de Enma Concepción y David Reyes, mis tíos. Salvo el recuerdo de aquella fugaz coincidencia de paso por el suelo raigal nada supe de aquella prima a quien vi sonreír halagada por aquel repentino cumplido. Nada, naturalmente, hasta la invención del Internet y particularmente del Facebook.
Enma y David, eran una pareja que aun sin conocer habitaba mi memoria gracias a mi madre a quien un día escuché decir: "Enma y David, apenas cuando se casaron se fueron a vivir a Puajcancha y allí hacían manjarblanco. Y cuando pasaba el postillón por Campamento allí lo esperaba David para mandar su carta a Cajatambo". Imaginar a aquella pareja de cajatambinos en Ambar (como era mi caso) enterneció aun mas mi gratitud por mi familia y por mi tierra.
De manera que cuando en el 2010 (otra vez en las fiestas patronales) coincidí esta vez con Enrique, hijo también de Enma y David, mi alegría no pudo ser mayor, aunque fuera la primera vez que nos reuníamos a conversar y brindar, tal y como lo hicieron nuestros mayores.
Con tales precedentes nada puede exaltar mas la gratitud que siento por mi familia y por mi tierra, encontrar en imágenes tomadas en casa de mi prima Elida -en su remota morada californiana- algo que siempre imaginé con fervor y orgullo raigal: que el Pari, la expresión gastronómica mas representativa de Cajatambo, no tiene fronteras.


 http://albumdepalabras.blogspot.com/…/el-mate-y-la-piedra.h…

http://albumdepalabras.blogspot.com/…/el-pari-de-cajatambo-…



Las hermanas Magda y Enma Concepción en plena preparación del mítico Pari

Enrique Reyes Concepción en plena degustación 

David Reyes y Enma Concepción
Elida sentada junto a su padre en una banca de la plaza de Cajatambo
Los dos David
Los hijos de David Reyes Ballardo
Tumba de David Reyes flanqueada por su viuda y sus hijos
Laguna de Jurorcocha -donde nace el río Ambar- que forma parte del fundo Puajcancha