lunes, 14 de mayo de 2012

ASTOBAMBA QUE SE FUE, ASTOBAMBA QUE SE VA



Astobamba en 1945, intacta,
sin grieta ni carretera

El pueblo en donde nací, con tristeza lo digo, se está muriendo. Desde hace décadas una grieta que la atraviesa de extremo a extremo a ocasionado su paulatino hundimiento. Al colapso frecuente de la red de provisión de  agua potable y la fractura frecuente de las tuberías de aguas servidas se agrega el agrietamiento de las paredes y la destrucción de las viviendas. 

En su desesperación, los pobladores de Astobamba marcharon por las calles de Huacho para pedir a los funcionarios del gobierno regional de Lima  atención al riesgo que los amenaza para emprender urgentes medidas pertinentes. En su desesperación, e impotencia, por su parte, las autoridades han respondido acatando los pedidos -desesperados- de los cada vez más desesperados pobladores. Con el propósito de estabilizar el suelo (eufemismo técnico que supone sino derrotar cuando menos contrarrestar a la naturaleza) abriendo sanjas profundas. Para hacerlo posible se ha destinado hacer uso de una excavadora de 15 toneladas. Ocurre que solo las vibraciones de la maquina crearan un sacudimiento suficiente para terminar por agrietar y destruir las viviendas que aun se hallan en pie sobre el suelo tan deleznable e impredecible.

Además de la destrucción de la red de servicios básicos (que la municipalidad provincial debe preveer restituir) urge determinar (por parte de la municipalidad y el gobierno regional) la magnitud del problema que se enfrenta. De no ser así, se corre el riesgo de que las acciones herraticas a las que conduce la desesperaciòn precipite la destrucción de Astobamba. Y de ser así, muy a mi pesar, tener el ingrato privilegio de confirmar por experiencia propia que -tal como escribiera Julio Ramón Ribeyro- es verdad que también mueren los lugares en donde fuimos felices.

14 de mayo de 2012: Escribo este comentario luego de sostener, en compañía de Isabel Hijar (presidenta del Centro Regional Cajatambo) una reunión con la principal autoridad del gobierno regional, el gerente general, quien mortificado nos manifestó que la maquina estaba en camino y que ese no era el problema sino que, a la postre, aquel remedio resultase peor que la enfermedad.



17 de mayo:  Bajo  un  cielo gris  de otoño huachano y  alrededor de las palmeras  que  hornan la plaza principal Miguel Carlos, no menos  como alcalde que como paisano (que lo sera siempre)  me asegura que se han ubicado  los ductos subterraneos destruidos. Y que la solución  no es otra que repetir lo que hicieron los anónimos  y  sabios patriarcas para convertir una laguna en un pueblo:  drenar las aguas del subsuelo. 

20 de junio:  "Todo ha colapsado: el puentes, las casas. Es como si una bomba hubiera caído sobre Astobamba. Es horrible. Nada ha dado resultado" "¿Y lo trabajos que han hecho con las máquinas?" "Eso peor lo ha empeorado". Al escuchar a Nena, la entrañable profesora de la escuela de La Torre, pensé que exageraba. Con todo, esa noche me fue difícil dormir.  Al ver las fotos, por desgracia, compruebo que la pesadilla es real.




3 comentarios:

  1. Como lo dijo Cervantes. No hay recuerdos que el tiempo no borre ni pena que la muerte no acabe. Esperemos que Astobamba renazca de sus profundas grietas...

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  2. Esperemos que sea así. Esperemos. Un abrazo.

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  3. Es imprescindible que el Alcalde de Cajatambo declare en emergencia, el anexo de Astobamba, para lograr solicitar al Gobierno Regional y al Gobierno Central se establezca un plan de re ubicación de todas las familias a una zona segura, hasta que los especialistas e ingenieros puedan determinar las causas reales y establecer un protocolo de emergencia para salvar del derrumbe de todo el cerro cercano a astobamba. Basta de improvisación.

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