Nacido en Caraz. Criado y educado en su niñez y adolescencia en San Juan de Lurigancho. Transplantado en su juventud al departamento de sus abuelos paternos (originarios de Uripa) Miguel Oswaldo Huacre Mendez encarna aquel lugar común -no tan común- de que el que la sigue la consigue. A condición de tener siempre presente que el verdadero viaje es una aventura del espíritu.
En uno de los tantos programas televisivos -de
permanente abrupto final- que condujera César Hildebrandt, cierto día ví
aparecer entre sus entrevistados a un niño que vivía en un cerro de
Huascar. Impactado por su presencia sentí consternación de solo verlo y oírlo, pero también algún consuelo al saber que compartíamos el mismo
distrito: San Juan de Lurigancho. Por entonces, a invitación del
conductor de un noticiero radial, cada domingo caminaba unas cuadras
desde mi casa hasta la cabina de Radio Fenix. De manera que el programa
posterior a su aparición mis primeras palabras fueron: "No es candidato a
ninguna elección, y sin embargo, más que
ningún otro habitante de este vasto distrito, a despertado el interés
del periodista más influyente del país". Al concluir mi comentario en la
puerta de la cabina vi asomarse un hombrecito de mirada medrosa. El
operador de la mesa de control precisó entonces: "Él es su papá". Así, a
la semana siguiente, conocí a Miguel Huacre Méndez y le obsequié alguno
de mis artículos publicados en el diario El Sol. Pasó el tiempo y llegó el día en que Miguel cumplió 18 años y para mi sorpresa, otra vez, me eligió para ser su padrino. Así también, gracias a aquella circunstancia, conocí a Nivia, la madrina, que, por desgracia, pocos años después de aquel día falleció.
En el 2006, junto con sus padres, Miguel partió rumbo a Abancay. Ingresó a laborar como
empleado
del gobierno regional y al mismo tiempo comenzó a estudiar en la filial
regional de la Universidad Alas Peruanas.En el 2013, seleccionado entre los lideres jóvenes más destacados de América del Sur, por algunos días (entre el 26 de Mayo y el 7 de Junio), Miguel hubo de ausentarse de su entrañable Abancay para viajar a un encuentro internacional, y a la vez generacional, patrocinado por el gobierno de la República Popular China.
Puesto que para mi madre fue un nieto más, estas evocaciones estarían incompletas sin sus palabras: "Ese muchacho, te acordarás, va a ser como tu hijo... Hasta más que tu hijo".
Premunido de aquel precedente (poco frecuente aun en la trayectoria de connotados políticos nacionales), no fue ninguna sorpresa que Miguel a su retorno convocara la adhesión de jóvenes apurimeños que, alborozados y decididos, anunciaron y respaldaron su postulación al mando del gobierno regional de Apurimac en las elecciones municipales y regionales 2014. No ganó, pero en su caso, se trata apenas de una prórroga antes que de una derrota; de un comienzo antes que una espera.
Es agradable leer este tipo de noticias.
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