viernes, 17 de mayo de 2013

CINCO DÍAS

Colegio Pestalozzi
 Huacho. Mayo 2013: del 13 al 17. 
Termina el tour con las chicas y los muchachos del 
colegio suizo-peruano (entre los que encontraba
Rafaella, la hija de Renzo Uccelli). He sido el profesor de campo por decisión de Her Sultz, el tutor. Han transpirado, pero sobre todo, se han divertido. Y han aprendido -asegura Her Sultz- que más allá de los confines del colegio, el club y la casa de playa existe un mundo no menos fascinante que los involucra.

 Huaura. Museo de la Independencia, (día 16): "Me ha dado pena la señora de la gelatina" 
"Nadie le quiso comprar ¿no?".

Supe, (día 15): No puedo no decirlo. Detengo a mi rubicunda hueste y  les digo: "Hoy vamos a llegar a Caral de una manera muy especial: caminando. Y de esa manera  vamos a rendir homenaje, esta mañana, a un hombre que se dedicó a mostrar las extraordinarias bellezas del Perú. Y que incluso murió en ese empeño: Renzo Uccelli". Cuando vuelvo sobre mis pasos, de pronto, luego de una muy breve pausa, estalla un categorico aplauso. Uno de esos aplausos que jamás se olvidan, porque jamás olvidan.

 Hotel-restaurante Casablanca, (día 13): "Vamos a permanecer aquí cinco días. El desayuno es la las 7.30 de la mañana. Enseguida volverán a sus habitaciones para ordenarla y asearla. Aquí no habrá Juanita que les tienda la cama y les barra la basurita", profesor Herbert Shultz, tutor del primer año de medía del colegio Pestalozzi.

En el omnibus, (día 17): Her Sultz pronuncia palabras amables y generosas, enseguida retribuyo las suyas y desaparezco entre prolongados aplausos, iluminado por fulgurantes sonrisas. Acaso lo merezca. No lo sé. Después de todo, me digo mientrás -emocionado- transito la apacible campiña de Huacho, ser convocado por uno de los profesores más emblemáticos de uno de los colegios más prestigiosos de mi país es una responsabilidad que no podía eludir.


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