martes, 5 de noviembre de 2013

MILENIO

Acaso debía su nombre al que sería su destino: mil dólares por servicio. Mil dólares por yegua empreñada.

                                                                                Para B.A.Y

Magnifico en apariencia y en temperamento, aquel caballo extraordinario no pudo tener mejor y más deseado destino que multiplicar sus atributos. Por eso mismo, cuando Jesús Márquez lo vió por primera vez quedó deslumbrado al mismo tiempo que perplejo. Nunca imaginó que lo hermoso costara tanto: sesenta mil dólares.
Sin embargo, igual que su padre, modesto y a la vez orgulloso, Jesús mostró y demostró que lo que podía faltarle en recursos le sobraba en pasión y convicción. Así ganó para sí, si no un descuento, algo mejor todavía: la simpatía del poseedor de aquel tesoro ecuestre. Y de esa manera encontró el camino que lo conduciría a convertirse en el feliz propietario de "Milenio".
El trato fue bastante elemental y puntual: Jesús se haría cargo del padrillo y de las yeguas en celo. Por su parte "Milenio" por cada yegua empreñada sería cada vez más de quien lo cuidaba y alimentaba.
Con todo, tan arduo, singular  y hasta envidiable trajinar, pronto hizo estragos visibles en la salud de "Milenio". Lo más notorio y lamentable fue la perdida repentina de estabilidad. Y puesto caballo que no anda ya no es caballo Jesús no puso reparos, con tal de devolver su brillo y su paso a su caballo, en convocar y contratar los servicios de experimentados y cotizados veterinarios. Tanto que hasta venidos de Chile y de Argentina los hubo en su establo de Puente Piedra. 
Fue así como "Milenio" volvió a andar para, luego de tanto trajinar, llegar a convertirse en el indiscutible engreído de la Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos Peruanos de Paso de la Provincia de Cajatambo.

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