viernes, 10 de febrero de 2012

MARTIR DE ONÁN

“Onán sabe cosas que ignora Don Juan” Octavio Paz


Ignoro su nombre (la radio lo omitió, solo mencionó el hecho), no así su edad (16) ni el recuento final (42) que lo condujo a la muerte un día de 2011 en algun lugar del Brasil.

Lo recuerdo porque incluso el siempre sagaz y correcto conductor matinal de RPP (Perú) no se libró de la sorpresa al dar cuenta del reporte: “Que noticia mas rara”.

En verdad no lo era, ni lo hubiera sido si el muchacho brasileño no hubiera muerto tan solo (en plàcida soledad) por hacer algo que todo el mundo, o casi todo, en el mundo, hombre o mujer, hace: correrse una paja.

Sucede que aunque masturbarse parezca un ignominioso sustituto de la cópula, lo cierto es que agitar un falo erecto por cuenta propia no es menos respetable que refregarlo en la cavidad hospitalaria de una vagina (u otra vía).

Sin embargo, con cientos de cientos de mujeres  –literalmente- al alcance de su mano, el muchacho brasileño de Rubiataba no se conformó con verlas en la pantalla de su computador sino que, sin vergüenza ni descanso, les dedicó de manera frenética, compulsiva y , segùn las consecuencias, 42 ahorcadas, hasta morir. Hasta morir por placer. No de placer.


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