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jueves, 4 de enero de 2018

TRAGEDIA EN PASAMAYO







 Una difundida creencia popular de interpretación de los sueños, asegura que soñar perder una dentadura es augurio funesto de perdida de un ser querido. El amanecer del 2.1.2018 desperté sobresaltado: una presencia que no pude reconocer al quitarse la dentadura postiza lo extrajo arrancando sus órganos internos. Entonces desperté con desasosiego y la resignada certeza de esperar alguna funesta ocurrencia. Por lo demás, desistí de regresar a Huacho.
Puesto que me hallaba en Lima de visita donde mi hermano, salí a la esquina al puesto de venta de diarios y enseguida dediqué la mañana a la lectura de El Comercio y La República. Asimismo, encendí el televisor para seguir la emisión de ATV noticias. Fue así que a mediodía junto con mi hermano vimos las primeras imágenes de la tragedia víal en Pasamayo. De inmediato reconocimos un retazo de S que -para quienes residimos en Huacho- identifica a la empresa de transportes más antigua de la ciudad.
Al principio el noticiero anunciaba que habrían una media docena de fallecidos, pero al ver al ómnibus caído con las llantas hacia arriba en el fondo del precipicio más vertical del serpentín de Pasamayo, era evidente que el accidente más atroz que pudiera ocurrir en los veintidós kilómetros de aquel tramo de cincuenta y dos curvas había sucedido. Precisamente en la Curva del Diablo, la misma por la que -según recordaba un veterano huachano- rodó hace medio siglo un bus de la empresa Roggero. Pero lo más paradójico era que la víctima no era una vetusta unidad de aquellas empresas que lindan con la informalidad sino la empresa más disciplinada y mejor organizada de la Capital de la Hospitalidad. Pues queda claro lo que sucedió: el tráiler invadió el carril del bus y al colisionar lo lanzó al abismo.


Fundada a comienzos de la década del ochenta del siglo pasado, la empresa de transportes "San Martín de Porres" surgió como remanente y continuidad de una asociación de automovilistas. Conformada por socios accionistas (integrantes del desaparecido Comité 16) desde su fundación la empresa de buses "San Martín de Porras" sacó cara por Huacho y fue el preferido de las familias de la ciudad. Pues a su servicio, durante años han confiado (y seguirán confiando), el transporte de sus hijos que parten a Lima para educarse o por motivos de trabajo. Esto ocurre por qué para efectos prácticos, en buena cuenta, Huacho, más que una provincia, deviene ser un distrito más de Lima.
Una prueba ilustrativa es el caso de un oficial de ejército, quien en la etapa final de su servicio, salía cada de madrugada de Huacho rumbo a su oficina en Lima para retornar por la noche. Así, día a día; semana a semana; mes a mes, durante once años. Todos esos años viajando en los pulcros y confortables asientos de las unidades de la empresa de transportes "San Martín de Porres".


Mi abuelo, el padre de mi padre, contaba que cuando las reses que arreaban desde Cajatambo caían rendidas, las cubrían con arena y las abandonaban. Al volver, encontraban los hoyos vacíos y los huesos de la reses tiradas en las chozas de familias afroperuanas residentes en Ancón. Aquellos eran tiempos anteriores a 1939, fecha de
construcción de la carretera panamericana. Anterior a ella, el transporte ferroviario unió a Huacho con Lima en 1911 a 1962. En el siglo XIX el transporte comercial y de viajeros se hizo por vía marítima, siguiendo el itinerario Huacho-Chancay-Ancón-Callao.


El 3.10.2010 (uno nunca olvida el día en que debió morir) partimos, por motivos laborales, de Lima a Cañete, con el abogado Guillermo Núñez Velasquez a las primeras horas de aquel día. A las 6.10 am, en un tramo del circuito de playas de Lima, un policía asomó a la ventana del reluciente auto negro averiado por el violento impacto contra un poste de alumbrado para decirnos, entre sorprendido y decepcionado: "¡Qué feo han chocado! ¡Pensé que estaban muertos!". Por cierto, fue tan violento el impacto que nuestros anteojos y celulares volaron disparados. Menos nosotros: nos salvó el cinturón y acaso la suerte.
En 1997 un bus partió de Huamanga hacia Lima. Al amanecer comenzó a dar brincos. Los pasajeros despertaron desesperados dando gritos de espanto. Puesto que casi nunca duermo cuando viajo, ví y viví la misma experiencia que de seguro vivieron los pasajeros del trágico bus huachano: la conciencia fugaz de una muerte inminente. Es aterrador saber que vas a morir y que poco o nada puedes hacer (recuerdo a un muchacho tratando de ovillarse bajo un asiento). Por mi parte, recordé a mi madre y lamenté que recogieran mi cadáver tan distante de Huacho.
Una piedra junto a la carretera. Un bloque pétreo y macizo que solo es, cuando se las mira, una de las infinitas formas del paisaje detuvo al ómnibus al borde del abismo. Después de un rato siguió la marcha y minutos más tarde volvió a detenerse. Cuando bajé a orinar, al volver al bus en medio de la gélida desolación de la noche contemplé una escena que nunca olvidaré: puesto de rodillas ví llorar al chofer, mientras encendía una vela en memoria al conductor muerto frente a cuya capilla había detenido el bus. "¡Ayúdame hermano!. ¡Ayúdame!", imploraba. También yo lloré, en silencio y en la oscuridad, pensando en quienes por mi causa hubieran tenido que derramar lágrimas de afecto y resignación.


Un padre con un niño de cuatro años. Dos hermanas, más una niña (hija de una de ellas), dos amigas entrañables que eligieron Huacho para recibir el año nuevo, un par de esposos oriundos del distrito de Ambar (a quienes conocí), son algunas del medio centenar de existencias que se truncaron, en un abrir y cerrar de ojos, en la fatídica Curva del Diablo a las 11:40 de la mañana del segundo día de 2018. Revelando con ineluctable dramatismo, por sobre los venturosos manifiestos, que la vida será siempre una travesía fallida sin final feliz. Un peregrinaje ilusorio y cruento. Puesto que -como escribió el poeta Martín Adán- la vida no se elige, la vida se padece.




lunes, 8 de mayo de 2017

LATERO y CHAMUCHO




La guitarra llegó de Europa. En barcos a vela vino de España. Se hizo criolla lo mismo que andina; ayacuchana, arequipeña, ancashina, pero no menos cajatambina.
Ruta de tránsito entre pueblos litorales y rugosos confines serranos y aun amazónicos, Cajatambo devino en encrucijada de viajeros y voces. Pueblo de acordes intensos y vibrantes. Guitarras, mandolinas, bandurrias, violines y arpas convergen en pasajeras moradas que consagran la marcha de su canto fugaz.
Sin embargo, es recién a mediados del siglo pasado cuando las canciones que se entonan en las  serenatas al pie de los balcones y en las huaylashadas callejeras que toman otros rumbos. Cuando,  reproducidos y difundidos en discos de carbón, comienzan a comercializarse lejos del pueblo que evocan. Se trata -conforme lo especifica los apuntes inéditos de Uberdino Salazar Cabanillas que obra en mis archivos- de grabaciones realizadas en la casa discográfica MAG en Lima. Interpretaciones que perennizan los acordes y voces del "Conjunto Cajatambino" dirigido por Teófilo Gonzáles Jiménez y Emiliano Reyes Gamarra. Grupo pionero y fundacional,  integrado además por Aníbal Fuentes Rivera (guitarra), Víctor Gonzáles Castillo (guitarra), José del Carmen Gonzáles Pumajulca (guitarra) y Buenaventura Celada, con el violín.
Teófilo González Jiménez y Emiliano Reyes Gamarra, fueron músicos y también fueron hermanos. Entrañables gaugichas  jaraneros, unidos por la vida y por una pasión común: la música. O simplemente, Latero y Chamucho, virtuosos ejecutantes de la mandolina y la guitarra. Protagonistas y forjadores del sonoro andar del canto cajatambino.
Precisamente, uno de sus principales y primigenios cultores, Teófilo Gonzáles Jiménez, fallece en Lima el 6 de octubre de 1970. Con su desaparición culmina la trayectoria vital de un hombre que fue dos hombres a la vez: el luchador social que dió surgimiento en 1915 al primer sindicato de trabajadores de Huacho y a la vez el inspirado autor de memorables composiciones. Por su parte, Emiliano Reyes Gamarra, alternó su dedicación a la música con las labores de secretario de la municipalidad provincial de Cajatambo.



A finales del siglo XIX, cuando Cajatambo pertenecía al departamento de Ancash, nace Teófilo Gonzáles Jiménez el 6 de febrero de 1890. Emiliano a su vez, huérfano de madre a poco de nacer, es adoptado por la madre del Teófilo. De esta manera, hermanados por la vida y por la música, pronto el silencio de las noches de aquel Cajatambo de techos de roja teja y oscuro ichu, se quebraría con los melodiosos acordes de la a de Latero y la guitarra de su hermano Chamucho
En 1921, en casa de una tía conoce Teófilo a una joven proveniente de Oyón, Inés Castillo Médico, de la que queda prendado apenas verla. Motivado por aquel sentimiento emprende nuevas  canciones y una nueva etapa en su vida: se casa con Inés y se establece en Cajatambo, después de retornar de un periplo que lo condujo a morar por temporadas en Huacho y en Lima.
En 1838, más que por voluntad propia, debido a una afección cardíaca se ve obligado a abandonar la tierra de sus amores. Al irse, parte con su familia y su hijo José del Carmen (fruto de su relación con Mauricia Pumajulca, hija de una familia comunera de Tambo).
Apenas llegado a Huacho, acaso para morigerar el ineludible desarraigo, forma el "Conjunto Cajatambino", integrado por Emilio Requejo (guitarra), Eladio Quinteros (guitarra), Hortencio Escobedo (arpa), en las cuerdas; Inés Castillo de Gonzáles, Cristanta Arredondo de Herbozo y Maura Altamirano, en las voces.
En 1950 Inés y Teófilo realizan su última y definitiva mudanza con destino a Lima.
Pero es en Huacho, futura capital regional, en donde por primera vez a través de las ondas de Radio Record que se propala la música de Cajatambo, vía el programa "La hora folclórica". Para la concreción de aquel hito mediático intervino, nada menos, uno de los artífices de la radiodifusión regional y nacional, que inicio su labor comunicacional en Huacho: Juan Ramírez Lazo. Asimismo fue él quien autorizó la emisión de un programa de música cajatambina y andina a cargo de quien fuera en sus tiempos mozos aguerrido líder anarquista en Huacho y  músico de Cajatambo durante toda su existencia: Teófilo Gonzáles Jiménez. El virtuoso Latero que más canciones dedicó a la tierra en que nació y amó.
Emiliano Reyes junto con su hermano David en una reunión del Centro Juventud  Cajatambo
(segunda fila, cuarto y quinto, de der. a izq.) 1965



PAJARILLO MENSAJERO

Soy pajarillo mensajero
que de lejos he venido
ha pegarme una jarana
con las bellas cajatambinas

Cajatambina la flor de mayo
que diferente te encuentro
se comprende que tus amantes
no te han tenido el cariño mío

Si con venir te he ofendido
paisanita adorada
busca otro quien te quiera
que yo buscaré la mía

Jukta kuyarpish
jukta huayllurpish
mana wambra gongashgaysu




sábado, 29 de abril de 2017

MACHI



Cuando Cajatambo aun pertenecía al departamento de Ancash,
antes del final de la Primera Guerra Mundial,
vino al mundo Marcelina Rivera Porlles un 26 de abril de 1916.
Hija de Juan Fuentes Rivera, natural de Oyón, y Liboria Porlles,
natural de Cajatambo, la niña Machi se hizo adolescente,
madre y esposa -sucesivamente- en la tierra que la vió nacer.
Docente en sus inicios, pero ante todo mujer tenaz y audaz 
se liberó de la rutina escolar
para, enseguida, regentar el restaurante
más concurrido de la ciudad y el hospedaje más acogedor.
De igual modo producir quesos y manjares,
cultivar hortalizas y tubérculos variados
y ofertar finos ponchos confeccionados con lana de vicuña.

Esposa abnegada, madre amorosa, comerciante rural exitosa;
sin embargo, por amor a su familia, muy a su pesar,
bajo el magnánimo mandato de velar por el porvenir de su prole,
un 13 de febrero de 1964 debió abandonar
el pueblo al que dio vida con su laborioso pundonor.
Sintió de seguro aquel día inexorable morir al partir,
pero acaso también comprendió que así es
y así  tiene que ser la vida: una sucesión de vidas.
Una agonía. Una resignación. Y también una resurrección.
Partió con destino a Huacho, llevándose -que duda cabe- en su mente,
en su corazón y en sus manos a Cajatambo.
Cajatambo inolvidable. Inolvidable Cajatambo.
Eterno Cajatambo como el amor de Machi.



martes, 25 de abril de 2017

HUACHO y CAJATAMBO

Huacho


Remoto pueblo de agricultores y pescadores, hoy boyante capital regional, Huacho conserva aun las piedras de su fundación (Bandurria) pero ha olvidado el idioma de sus constructores.
Por otra parte, en las gloriosas y trágicas jornadas de lucha social (que perennizaron los nombres de Irene Salvador y Manuela Chaflojo) en el siglo XX su principal propulsor fue un peluquero, no huachano, de la calle Bolivar.
Incluso el restaurante mas representativo de Huacho, ubicado en la campiña, lleva el nombre de un fundo que se encuentra en Cajatambo.
Y es que el antiguo idioma que hablaron los constructores de Bandurria, es el quechua que perdura en la voz y memoria del pueblo cajatambino.
No menos significativo, aunque ninguna calle o plaza de Huacho lo recuerde, es saber que Teófilo Gonzales Jiménez, cajatambino residente en La Capital de la Hospitalidad, fue quien inspiró y orientó la rebelión de 1916-17

Finalmente, la celebración festiva mas vistosa y elegante que exhibe Huacho cada año durante las fiestas patrias se debe a la comunidad cajatambina, de manera tal que Huacho ha recuperado algo que alguna vez tuvo: una celebración que la una, la reúna y la represente.
Es ese el Huacho que el domingo 23.4.2017, en el marco de la reunión previa a la celebración de las fiestas patronales de la comunidad cajatambina, tuve la gratitud de compartir con Lizbet y Bianca Susanibar, dos mujeres hermosa y genuinamente huachanas, que degustaron sendos mates de Pari (compuesto por cinco tipos de carne) para luego, al acorde de guitarras y mandolinas, bailar jubilosas no pocas canciones entonadas en el mismo quechua que alguna vez se habló también en Huacho.


Cajatambo

jueves, 29 de diciembre de 2016

SIN TETAS NO HAY PARAÍSO

Distintas insignias, un solo sentimiento


Desde hace días ronda mi memoria un episodio que no cesa de hacerme sonreír. Un recuerdo de mi época escolar.
Eso es lo bueno de envejecer: existir tan colmado de historias como de años.
Sucede que habiendo terminado la primaria en la escuela de mi barrio, nada me hacía más ilusión que ser xammarino. Es decir alumno del colegio "Luis Fabio Xammar" de Huacho. El mismo que albergó a mi padre y no pocos tíos venidos de Cajatambo.
No recuerdo quién pero alguien me dijo que requería presentar certificado médico para ser matriculado. De manera que una mañana del verano de 1975 me dirigí al Hospital Regional. Hechos los trámites respectivos adonde primero comparecí fue en la sala de tomas radiográficas. Y puesto que dado mi entusiasmo había llegado primero, conmigo se inició la atención del día.

Una gordita amable y vozarrona me recibió enfundada por un mandil negro (que más parecía un peto). Hechas las tomas de rigor, cuando en la calma matinal de aquel verano me volvía a poner la camisa, sin apuro, escuché repentinas voces. Enseguida a la gorda hacer gala de su rango y mando: "¡Pónganse de espaldas a la pared!". Cuando abandoné el vestidor rumbo a la puerta de ingreso a la sala de Rayos X me encontré con la escena más inesperada que mis ojos vieran jamás: quince muchachitas de mi edad, premiando mi paso, con el torso completamente desnudo.
Por cierto, al verme aparecer pegaron un grito y se cruzaron de brazos. "¡Qué pasa!", tronó entonces otra vez la gorda. Por mi parte, feliz y agradecido, me fui con mi inocencia a cuestas.
Sin embargo, ese episodio marcó mi vida, pues así comenzó mi pasión por los libros y por la presencia mas paradisiaca que puebla este mundo de largas penas y breves días.





miércoles, 14 de diciembre de 2016

AMAR A HUACHO




"Así comencé allá", dice sonriendo mientras refriega la vajilla. Perseguido por Seguridad de Estado, debido a su participación en una refriega en contra de la intervención militar en el campús de la universidad de San Marcos, debió fugar. Le ofrecieron becas para estudiar en la URSS (era 1970) o en Cuba, pero terminó en un chifa de Miami. Enseguida se convirtió en empleado bancario para luego ser enrolado por la distribuidora de vajillas mas prestigiosa de los EEUU: Lifetime.
Pasó el tiempo y un día llegó a su casa el ex alcalde de Lima "el tío Alfonso". Caminando alrededor de la laguna del exclusivo condominio que habitaba quien fuera el rebelde sanmarquino de otros tiempos, Alfonso Barrantes Lingan, en tono énfatico y paternal, le dijo: "Tú eres el dirigente que la izquierda perdió".
No se equivocó ni exageró: Pacho fue tan competente vendedor (no de sueños) sino de productos que se retiró siendo el primer vicepresidente hispano de Lifetime.
A pesar de haber pasado solo algunos años de infancia y tres años de adolescencia en las aulas de colegio "Luis Fabio Xammar"  jamás dejó de sentirse huachano. Pero al mismo tiempo, solo y distante, -repite- jamás se sintió discriminado. Y por eso, de habitar una modesta vivienda en el Pasaje Olaya (que el terremoto de octubre de 1966 se encargó poner en escombros) regresó para construir la casa de campo mas personal y sorprendente de la campiña de Huacho.
Y fue precisamente en esa morada campestre (que en rigor se trata de un parque privado con una casa al lado) recibió el 20.11.2017, en el Día del Niño, a los niños del cerro Nueva Esperanza que concurren a la escuelita de Pampa de Animas para celebrar y compartir regalos por Navidad. Toda la escuela, alumnos y profesores, colmaron de alborozo la casa de quien fuera también un niño pobre de Huacho. Un muchacho al que llamaron siempre, y siguen llamando, simplemente Pacho.

Pacho de Huacho. Pacho de Miami. "Viniste y cumpliste. Ahora puedes volverte tranquilo", le digo. "Si", responde con melancolía. Después de unos brindis a la luz de la luna nos despedimos. Se va Pacho, pero queda la casa (para solaz de sus familiares y amigos) en tributo a Huacho y a la nostalgia.
Good bye my friend


miércoles, 26 de octubre de 2016

LA CASA DE PIEDRA


Y así como Pablo Neruda dejo en Isla Negra una casa de piedra y madera frente al mar, Walter Quinteros dejó en Rancas también una casa de piedra y madera al pié de montañas, para honrarlo y recordarlo.








Walter Quinteros Salazar (1937-2009), fue sin duda el académico mas notable de la historia de Cajatambo.
Alumno de la escuela La Torre (Cajatambo), durante su infancia, del colegio Luis Fabio Xammar (Huacho), en la adolescencia, y después, de las universidades Cantuta, San Marcos (Lima) y  Carolina del Norte (EEUU); para concluir su devenir intelectual (ostentando los grados de doctor en Antropología y Sociología) como docente de la principal universidad de Puerto Rico.
Hijo de Humberto Quinteros, ganadero y músico creador de la golgoliada (la secuencia más característica de la musica cajatambina)  nació en el fundo Rancas  y  allí, en Rancas, en la vistosa ladera de su querencia construyó una casa.
Una hermosa rumi wayi al pie de las montañas  en donde continuar, aun después de la vida, viviendo.


Amigo y colega de José María  Arguedas,  preclaro peregrino y hatun yachachik de Cajatambo, Walter -antes que a cualquier cementerio- regresó a Rancas para jamás ausentarse, ni de su tierra ni de la memoria. Pues, que duda cabe, aun después de fallecido, en Rancas vive.


jueves, 29 de septiembre de 2016

SAN MIGUEL



Bienvenida a las calles por las que transita tu infancia
Inmóviles días poblados de alegrías que habitan tu memoria
Años venideros que raudos pasaron bajo el umbral del recuerdo
Números nombres mujeres hombres calles direcciones países
Cada paso que diste adonde quiera que fuiste te condujo siempre aquí
Aquí donde junto a tus padres la madre que eres vuelve a ser niña 

 

viernes, 2 de septiembre de 2016

ESCRITOR VIRTUAL, VIRTUAL ESCRITOR


Homenaje a José María Arguedas, en el frontis de su casa de verano en Puerto Supe, (2013)

                                                    
                                                           A Tula, cómplice inolvidable


Tendría unos diez años, cuando cierto día pregunté a mi madre sobre que era un escritor. Recuerdo -vaya afán a las que la maternidad somete- sus inolvidables palabras: "Es un hombre que sabe mucho". (Por lo demás, ella siempre hablaba de Ciro Alegría, a quien, según nos contaba, su padre citaba con frecuencia en sus últimos días). 
Pero fue a los doce, cuando leí "Otelo" y "Romeo y Julieta"  que entendí por mi propia cuenta la magnitud de la interrogante que hice a mi progenitora. Consternado y deslumbrado descubrí lo que era posible hacer, mejor dicho: decir,  con el uso de algo tan simple y elemental: las palabras con que hablamos y nos comunicamos.

Enseguida, sin mas preámbulos, en procura de perpetuar el hechizo, me sumergí en la orgía cotidiana de la lectura. Tanto me aislé que hubo un día en que Mi Gordita -así la llamaba-  ingresó a mi habitación para pedirme que volviera a la calle. Hasta incluso lloró. Al evocar ese momento, siento que sus lágrimas me hieren todavía.  Sin embargo, desde entonces, asumí que, hiciera cuanto hiciera, la vida desprovista de libros sería insuficiente para mí. Libros en cuyas páginas mas que un aprendizaje me aguardaba una experiencia única, insobornable y absoluta. Un tiempo, al mismo tiempo, fuera del tiempo.
Al salir del colegio, aunque por un tiempo me hizo ilusión aspirar ser piloto de aviación civil, decidí emprender el vuelo mas arriesgado y solitario de todos: seguir el camino de las letras. Intuía cuan complejo y tortuoso podría ser llegar a ser un ensayista y escritor; pues, para alcanzar tal propósito, ni siquiera la universidad podía ayudarte gran cosa. El tiempo me demostró, para mi pesar, que estimados amigos (aun con grados internacionales) a la hora de escribir no eran lo que nuestro afecto quisiera que fueran.
En noviembre de 1980, en el local histórico de la Biblioteca Nacional, en el centro de Lima recalé en un impensado homenaje a José María Arguedas. Antes, en el venerable hall, al ingresar, comparecí ante un retrato enorme del escritor.  Durante minutos, antes de escuchar a los sabios maestros convocados para la ocasión, me detuve a mirarlo con afecto y admiración. A partir de esos breves minutos, con total inconsciencia y determinación, supe lo que tendría que ser y hacer con mi vida. 
Desde entonces, mi existencia ha sido una lucha y un misterio. La lucha por conservar el fuego de una pasión y el misterio de su existencia. Ser y prevalecer, por y a pesar, de las circunstancias, pues, a la postre, nada es de mas lamentar que mujeres y hombres dotados de atributos desperdicien su talento por una incomprensible pereza que encubre su miedo. El miedo al fracaso. 
Con todo, luego de no pocos reveses, en perspectiva, en el tiempo transcurrido, mas que ser conocido o reconocido solo un propósito a guiado mis empeños y desvelos: encontrar en mi el escritor que hubiera querido descubrir en los libros que leí. Fascinado de ver (pues uno mismo es el primer lector de lo que escribe) textos salidos de mis manos, me pregunto si en verdad soy yo el autor o mas bien, por algún ignoto designio, apenas el encargado de poner algunas palabras para que el fuego arda y la vida también. Un solitario fraguador de signos alfabéticos que habita una casa solaz en Huacho, que lleva mi nombre y envejece conmigo.  
Un autor que evitó  los textos impresos en papel para preferir el que motiva su atención, y de mi parte, mi gratitud. 
            

jueves, 21 de julio de 2016

SATUCO



Era viernes, con certeza lo recuerdo. La misa había terminado. De pronto, afuera, en la calle, irrumpió "Cajatambina" interpretado por un conjunto de arpa y violines. Complacidos los asistentes lo escucharon con fervor. Pero fueron -me parece verlos todavía- Noemí y Satuco los primeros en salir a bailar.
Así,en el frontis de la pequeña iglesia de La Merced en Huacho, comenzó la celebración en tributo a María Magdalena. Era la noche del viernes 17.7.2015
Tres días después, en dramático contraste con el entusiasmo de aquel instante, Saturnino Arias Dominguez  falleció de manera súbita y violenta. Camino a una casa vecina, un accidente de tránsito se llevó su presencia, pero no su recuerdo. Mucho menos su pasión y devoción por su pueblo y su familia.
Esa familia y ese pueblo que, al cumplirse un año exacto de su partida, le agradece saber que su recuerdo es, a pesar de los pesares, una ausencia pero también una entrañable continuidad. 
Pues, al igual que todos, partió sin retorno, es verdad. Pero, como pocos, se apagó para mejor arder. Y como ninguno, se fue para quedarse.



domingo, 14 de febrero de 2016

TÍO PEDRO


El tío Pedro, en el matrimonio de una de sus hijas


Igual que Vallejo, y por la misma época, fue sanmarquino (cuando San Marcos tenia su local principal frente al Parque Universitario). Graduado abogado en la Facultad de Derecho ejerció la judicatura en la desaparecida provincia de Chancay y en el departamento de Huanuco.
Pedro Reyes Ballardo, nacido en Cajatambo y casado con Delia Barboza fue, a decir de una de sus hijas, el intelectual de la decena de hermanas y hermanos que fueran hijos de Elisa Ballardo Fuentes Rivera y Teofilo Reyes Quinteros.
Para mi en cambio antes que nada será siempre el amable abuelito que al cruzarse con mi madre y sus dos pequeños en las calles de Huacho además de saludos afectuosos nos colmaba de propinas. Por eso mismo, encontrar y compartir la imagen que registra su presencia, aquel recuerdo sin duda magnifica la nobleza de su legado. La decencia de un hombre que hizo docencia aun en el simple transitar por la calles de la ciudad litoral y hospitalaria que habitó.


lunes, 21 de diciembre de 2015

HUACHO SALUDABLE

Plaza principal de la ciudad de Huacho

Con el propósito de poner al alcance de "La Capital de la Hospitalidad" y su gente productos agropecuarios y ganaderos netamente orgánicos y artesanales surge "Huacho Saludable". 
La modalidad inicial de promoción y venta es la de distribución por delivery. 
Mas que una transacción comercial "Huacho Saludable" se propone fomentar y establecer un vinculo cultural. Es así que ofrecemos el mas ancestral maíz orgánico de la Región: "El grano de oro", producido por la comunidad campesina de Utcas. De igual modo, derivados lácteos de optima calidad: los primeros quesos pasteurizados y etiquetados del norte de Lima Provincias. Manjarblanco "La Cajatambina" (cotizado como uno de los mejores manjares en la diferentes versiones de Mistura). También deliciosa miel de abeja con aroma y sabor de fragantes eucaliptos. Asimismo, panes integrales y tradicionales preparados en hornos de leña. De igual forma (aunque la fama se le adjudique a Sayan) "Huacho Saludable", ofrece por Navidad y Año Nuevo el alfajor tipo miloja que de lejos, por su sabor y presentacion, prestigia a la Region.
Por esa razon, "Huacho Saludable" tiene previsto previsto ademas distribuir las papas nativas de la comunidad campesina de Cochas-Paca. Ocurre que la comunidad de Cochas-Paca rotura sus campos con calzas (las chaquitakllas de incario) y cultuva de manera absolutamente orgánica y ecológica las mejores papas de la Región Lima.
"Huacho Saludable", de igual modo ofrecerá verduras orgánicas cultivadas en sus viveros localizadas en el área andina de la cuenca Supe-Ambar. Dado el rotundo y creciente interés de sus primeros clientes (entre los que se cuentan autoridades del gobierno provincial, integrantes de instituciones de servicios de salud y empresarios de la ciudad) "Huacho Saludable" se enorgullece de contar con su confianza y amistad. 
Y puesto que alimentarse es también crear cultura, consumir lo mas natural y ancestral que su gente del campo produce es lo que -con certeza- la población de la primera ciudad de la Región merece y "Huacho Saludable" ofrece. Finalmente, para quienes se sientan destinatarios de esta propuesta y persuadidos de pasar del dicho virtual al hecho real de probar las delicias y sabores que "Huacho Saludable" ofrece son estos los números que lo harán posible: 6766704 / 989593766 !Felices Fiestas¡


Alfajor
Alfajores-miloja
Manjarblanco

Mistura 2014
Maíz orgánico (Utcas)  
Papa nativa orgánica (Cochas-Paca)
Puebo de Utcas
Fundo Lascamayo (Ambar)
Fundo Columnapampa (Cajatambo)
Ciudad de Cajatambo

Vehículo de colección y provisión de HS 

lunes, 2 de noviembre de 2015

ADÁN, EL CHALÁN


Adán Quinteros Robles enrumbó un día de la década de los setenta del siglo pasado al distrito de Ambar por trabajo y se quedó por amor. Pero también por amor a la ganadería y en particular a los caballos.
Casado con Carmen Solórzano Sifuentes, devino Adán en padre de cinco hermosas hijas y un solo hijo varón. Ambar era entonces un pueblo dedicado, además de la cría de ganados vacunos y ovinos, al cultivo de zapallos y maíz morado.
Con la introducción del cultivo de duraznos, a partir de la década siguiente a su arribo, las parcelas de uso agrícola y ganadero  pasaron a convertirse en plantaciones  frutales permanentes, entonces Ambar comenzó a dejar de ser el pueblo que había sido por siglos.
Pronto el cambio sentó su impacto: las motos y las camionetas reemplazaron a los caballos, los cables a motor a los burros cargueros. Entonces muy a su pesar, Adán, cajatambino de pura sepa; Adán, el garboso chalan,  tuvo que resignarse también a hacerse frutero.
Puesto que, a diferencia de Adán, llegué  a Ambar en la infancia, conocí  a Carmen desde que era soltera. Por eso, desde que mi madre me dijo que se había casado con un paisano de Cajatambo, nada me motivo mas aprecio. 
De igual forma, ambos me acogieron y trataron con afecto. Luego, conforme crecían,  también sus hijas y su hijo. Incluso durante las fiestas patronales un día Carmen, señalando a su prole, me supo decir con gracia y halago: "Mira allí están tus hinchas". En sus palabras sentí que al mismo tiempo que con Adán ella se había casado con Cajatambo. Con lo que somos los cajatambinos por nuestra manera de ser y hacer. Y hasta de bailar.
Todo eso fue Adán para Ambar: un señor de Cajatambo. "Saluden siempre a las personas, y si no, aunque sea les pagaré para que lo hagan les decía a mis hijos",  le oí decir con humor y gratitud alguna vez.  En un país -como acostumbraba decir el poeta Antonio Cisneros- en donde abundan los doctores y escasean los señores, Adán fue, literalmente, el último caballero en el fragante reino de los melocotones y las chirimoyas. Adán, el chalán.
Al respecto, resulta ilustrativo que mas que un caso personal por mas que aumenten los melocotones y las chirimoyas, y sus rotundos réditos,  chalanes como lo fuera Adán, sencillamente, por las calles de Ambar ya no habrán ni volverán. Pues mas allá del balance de las cosechas, la verdadera estirpe de un pueblo, no termina sino comienza en el estado de sus cuentas.
 





martes, 8 de septiembre de 2015

EL CAMIÓN QUE SIGUE RODANDO EN LA NOSTALGIA



 A media tarde del 13.4.2006, bajo un cálido sol y un viento fresco que agitaba las ramas rodeado, sobre el verde cesped, de la gente que quiso y se dedicó a servir César Augusto Melendez Sifuentes quedó sepultado bajo tierra en uno de los mas discretos y silenciosos cementerios de la campiña de Huacho. Allí junto a su cuñado, su primo, un integrante de la hermandad de la Mamá Shona y su hermana me tocó hablar. Mejor dicho: pedí hacerlo. Por los aplausos y por los abrazos y las lagrimas de sus familiares me parece que apreciaron mis palabras. Incluso hubo quien -lo recuerdo bien- me dijo: " César, lo que has dicho nos ha llegado al bobo". En verdad, no lo sé; pero si estoy seguro que nunca sentí tanta responsabilidad porque simplemente el finado -como se acostumbra decir acá- no soportaba huevadas (ni hechas ni dichas).
Luego de despedirme de sus familiares en el mismo "Expreso Ambar", conducido por el último ayudante de mi tocayo, me despedí en una esquina de la Av. San Martín del venerable Ford y de los amigos que volví a ver.

Aquí el texto de las palabras que expresé:
http://albumdepalabras.blogspot.pe/2015/…/expreso-ambar.html

lunes, 18 de mayo de 2015

CESAR CUELLAR REYES, PRIMERA GUITARRA DE HUACHO



"Te felicito mi amigo por tu habilidad con la guitarra. Excelente interpretacion del Condor pasa. Por cierto, soy un ilusionista Mexicano que presenta sus shows en Holanda. Me gustaría usar tu versión del Condor pasa para musicalizar una de mis rutinas de magia. Déjame saber si es posible. Espero muchos hits en mis videos cuando los suba a youtube, puedo incluir tu link para que la gente sepa de donde saque la musica. Déjame saber tu opinion. Felicidades de nuevo y mucho éxito!" Fernando Flores

Ondulantes y elegantes, mudas y hasta desnudas, en  la calle Los Ángeles de Huacho, capital de la hospitalidad donde habita a Cesar Cuellar Reyes hasta cuando duerme sus fieles guitarras velan su descanso. Pues en la morada del músico no existen criaturas ni mujer alguna bajo el techo que lo cobija. Solo torneadas y esbeltas guitarras que lo siguen desde la infancia.
Y es con una de ellas que desde un rincón domestico grabo una versión nada común de la mas celebre composición peruana: "El cóndor pasa". Desde entonces (marzo de 2007) a la fecha (mayo de 2015) el recuento deviene hasta por demás promisorias: 600 mil visitantes y 370 comentarios (uno de los cuales preside y refleja, mejor que ninguna otra, la discreta magnitud de su talento). 



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viernes, 5 de septiembre de 2014

II ENCUENTRO INTERNACIONAL DE ESCRITORES Y POETAS DE LA REGIÓN LIMA




Luciendo el gorro de la agencia de turismo Perú Qoya, la mañana del 17.8.2014 me embarqué rumbo al distrito de Ambar junto con los participantes del II Encuentro Internacional de Escritores y Poetas que se realizó en la ciudad de Huacho, Capital de la Hospitalidad. Y a nombre de Perú Qoya, a manera de contribución con el encuentro, me presenté y oficié de anfitrión de los viajeros.
Quince escritores y poetas, entre los que se encontraban Juan Carlos Priotti de Argentina y Patricio Guzmán Cárdenas del Ecuador y  asimismo José Pablo Quevedo, pintor, poeta y filósofo piurano residente en Alemania (en cuyo homenaje se realizó el encuentro) formaban parte de la comitiva. Pertrechados de sus respectivas obras creativas, todos, o casi todos,  abordaron  en las afueras de la Casa de la Cultura el vehículo que habría de recorrer los 70 km de trocha que separan Huacho de Ambar, la Sucursal del Cielo.
Integraba de igual modo la delegación  Narciso Robles Atachagua, presidente de la Sociedad de  Poetas y Narradores de Cajatambo, quien con sus ochenta y cuatro años a cuestas y sus nueve libros entre manos, viajaba entusiasmado para hacer entrega personal de sus obras y dar fundación a la biblioteca municipal de Ambar. Para Narciso doble motivo avivaba su entusiasmo: conocer el distrito que aun pertenecía a Cajatambo cuando él nació y llegar al pueblo cuyas montañas había escalado con sus alumnos del Club de Andinismo Escolar de Naván entre 1964 y 1966.
Hijo de padre ambarino y forjador de la Sociedad de Poetas y Narradores de la Región Lima, Julio Solórzano Murga, también regresa -a diferencia de ocasiones anteriores- para honrar la memoria de “Mocha”, su padre, quién alguna vez lo conminara con estas inapelables palabras: “Pobre carajo que no escribas sobre Ambar”. A su vez, Alcibiades Morales Torres, hijo de madre ambarina y autor de “Poemas del alma”, libro en mano y con el alma en vilo, viaja por vez primera a la tierra de su progenitora.
Como es obvio suponer la carga emotiva era inmensa y por eso mismo, en el desarrollo de la ceremonia presidida por el alcalde Lucio Alor Garay, entre alocución y alocución, no estuvieron desprovistas de la elocuencia adicional de las lágrimas y la emoción. Sin embargo, para mi propia sorpresa, aun teniendo sobrados motivos, ni mis ojos se nublaron ni voz se quebró. Al contrario, renegué por decir menos de lo que acaso debí.
Con todo, aunque asistí al encuentro como espectador y oyente, en las dos horas que duró el viaje del modo más libérrimo y cordial -lo que no acredita ninguna virtud- merecí la atención de los entrañables y distinguidos viajeros que, con sus presencias y sus obras, fueron a fundar la biblioteca "Hilmer Gavedia Sifuentes" de Ambar. Digamos que aquella fue mi móvil ponencia. Además de algunas lecturas y no pocas aventuras, conocer Ambar desde los brazos de mi madre me otorgaba cierta versación, pero sobre todo, me imponía la obligación de ser un correcto anfitrión.
Al final del viaje llegué a Ambar, literalmente, cargado de libros. Entre aplausos y risas, cada libro recibido de manos de sus propios autores, más que un regalo fue un testimonio espontaneo de gratitud y aprecio. Y por eso mismo,  más que libros -me figuro yo- serán siempre para mí mis más leales y preciados premios. 
Pero a pesar del fulgor radiante que nos acompaña y del humor fraternal que prevalece, aquel viaje memorable tuvo de pronto un detalle que jamás olvidaré. Ocurre que al hacer mención de los trágicos sucesos que a fines de 1997 causó el Fenómeno del Niño en Ambar evoqué a Joaquina y su muerte violenta. Les conté que Felicita Joaquina Laureano León llegó de Cajatambo a Ambar siendo niña con sus padres y que la tarde del 27.12.1997 en su estancia de Torrejirka al acomodar la calamina del techo para detener la lluvia diluvial que amenazaba inundar la rústica habitación donde se encontraba con sus pequeños hijos un rayo la fulminó.
También recordé que, a pesar de la destrucción de los puentes y los caminos, fue transportada entre abismos hasta el pueblo y que la imagen de su cuerpo inerte reposando sobre una kirma de palos apareció en la portada de La República a nivel nacional. Entonces, nunca como en aquel momento, me pareció preciso leer el poema que escribí en su memoria: “Miro tu foto / en la portada de un periódico. / Tu cuerpo inerte / sobre la camilla de palos. / El tiempo ha pasado / y parece mentira tanta noticia. / Parece mentira pero es verdad. / Las tardes de junio cuando cantabas en San Juan. / Tu vida en Torrejirka, / adonde llegaste siendo niña todavía. / Todo ha terminado. / Tu imagen es ahora un símbolo trágico. / Una ausencia famosa. / Parece mentira pero es verdad. / Encontrarte en una esquina / y en otra, / y saber que eres tú y no eres”.
Hechos los brindis y dichos los discursos, terminado el protocolo y arrasados los suculentos platos de cuye con que fueron agasajados, los poéticos paladares, previo al retorno, hicieron una petición final: visitar el cementerio. Nada pudo ser motivo de mayor sorpresa y gratitud -por mi parte y por parte de quienes habían escuchado el poema- que aquella  unánime y repentina voluntad de conocer la tumba de aquella comunera cajatambina que se hizo ambarina. Entonces toda la comitiva, incluido el alcalde, fuimos en busca de Joaquina.
Resurrecta en palabras. Viva en la memoria. Como no podía ser de otra manera Joaquina recibió sentidos cantos y vibrantes poemas, incluido el de José Pablo Quevedo que vino de Alemanía y eligió la tumba de Joaquina en Ambar para leer el único poema que dio lectura durante los tres días que duró el encuentro que llevó su nombre.

martes, 7 de enero de 2014

AURELIA CABRERA HUAMÁN

(1934-2014)


La tarde del 7.1.2014 al ritmo sonoro y melodioso de una banda de viento, lejos del paraje de Alhuapata, distante de las nubes y las lluvias que en esa época del año humedecen su suelo, Aurelia Cabrera sale de su casa en Huacho rumbo a su morada final.
En hombros de sus hijos varones avanza en la tarde candente. Y allí junto al cortejo familiar van también los comuneros de la comunidad campesina de Lascamayo y los vecinos del barrio de Macnamara.
Madre de siete hijos (dos mujeres y cinco varones). Esposa de Juan Román Solórzano. Hija de  Nazario Cabrera Villanueva, la tía Aurelia fue la más entrañable prima de mi madre en el valle de Ambar.

Tía  Aurelia y familia

Por eso cuando perdimos a mi madre fue ella la única que nos hizo sentir, con su presencia y cariño, que no la habíamos perdido del todo. Y es que ambas, unidas por un culto especial a la memoria de sus padres, prolongaron el afecto que se prodigaron Nazario Cabrera y su primo Augusto Villanueva Marín.
De manera que en sus palabras y través de sus recuerdos Nazario seguía ingresando, dando gritos sobre una mula briosa, a la hacienda Colpa. Y del mismo modo, Augusto, administrador de la hacienda, seguía repitiendo risueño: "Ya está llegando el loco de mi primo".
Y así nos criaron, escuchando hablar a unos abuelos que no escuchamos y ni siquiera vimos pero que, por ellas, aprendimos a querer y respetar. Dos abuelos que vivieron en Cajatambo pero que aprendimos a querer y respetar en Ambar. 
Dos mujeres, Aurelia y Saturnina; dos agricultoras y ganaderas, ambarinas-cajatambinas; dos primas (que se quisieron como hermanas) cuyas vidas desafiaron las agrestes soledades andinas sin jamás olvidar cultivar la gracia y la ternura de celebrar la vida. 


Clemente, Ruben, José 

Mi madre la quería por que en ella veía, más que cualquiera, el temple y el talante de aquel tío que donde quiera que fuera se imponía por su presencia y elocuencia. Una elocuencia que, a pesar del pesar, se dió abasto y solvencia para que a través de la profesora Flor Cabrera, recibiera la tía Aurelia, a nombre de la tierra de su padre, el  vibrante y sentido homenaje final de Cajatambo.



Última visita a Alhuapata: