jueves, 11 de julio de 2013

TRES HERMANOS EN LA CIMA DEL HUASCARÁN

Pedro, Apolonio y Guido Yanac, en la cima del Huacarán (4.8.1953)

"Los hermanos Yanac nos han dejado una gran herencia tanto como escaladores y como seres humanos. Nos han legado muchas cualidades que debe poseer un montañero y un ser humano: la perseverancia, la humildad, la responsabilidad, la puntualidad, la honradez. etc. son algunos de los rasgos que caracteriza a estos personajes.   A lo largo de mi carrera montañera he ido aplicando estas cualidades que ellos poseían. Y siempre me voy guiando y aprendiendo de las otras personas que me rodean día a día, pues  nunca deja uno de aprender y siempre hay un día para aprender.
Ellos al hacer montañismo en esos tiempos y con los materiales rudimentarios (visto desde el presente, ya que la alta tecnología ha mejorado los equipos de montaña)  lograron alcanzar su objetivo y quizás el gran sueño en ese tiempo,  vencieron al frío y a las malos tempestades del clima. Debió ser increíble!!   Creo que hoy sería una tortura para muchos.  Eso amerita mi admiración absoluta por estos caballeros cajatambinos que se lucieron coronando Huascarán  el pico más alto de Perú y el Aconcagua el techo de América.  Los admiro!!"  Flor Cuenca Flower Wayta

Aclamados

Un día de fiesta en Atusparia, en ese pedazo de Cajatambo que conforman cinco manzanas en San Juan de Lurigancho, conocí a Apolonio. Conversamos y nos emborrachamos de emoción y alegría, mientras Los Negritos danzaban haciendo sonar sus campanillas. 
Pero verlo fue para mí la verdadera fiesta. Entonces yo era solo un estudiante en San Marcos que soñaba con escribir. Al verlo tan contento y animado, brindando con aquellos muchachos cajatambinos que eramos entonces, en un momento de la conversación, le pregunté, acaso para tener algo que contar alguna vez: "¿Usted que siente por Cajatambo?" "Todo lo que he hecho, -contestó- lo hice por Cajatambo y por eso también estoy acá". No dijo nada más. Mejor dicho, no pudo: sacó su pañuelo y lloró. Tampoco pregunté nada. Tampoco pude.
Luego que se repuso me dijo algo que jamás imaginé y que me colmó de gratitud: "No me digas don Apolonio, porque tu eres mi sobrino: eres nieto de mi prima".
El tiempo ha pasado. Apolonio descansa en paz, pero el recuerdo de su gloria, y la de sus hermanos, vive.

Apolonio Yanac




Aquí el relato de su hazaña.

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