jueves, 21 de julio de 2016

SATUCO



Era viernes, con certeza lo recuerdo. La misa había terminado. De pronto, afuera, en la calle, irrumpió "Cajatambina" interpretado por un conjunto de arpa y violines. Complacidos los asistentes lo escucharon con fervor. Pero fueron -me parece verlos todavía- Noemí y Satuco los primeros en salir a bailar.
Así,en el frontis de la pequeña iglesia de La Merced en Huacho, comenzó la celebración en tributo a María Magdalena. Era la noche del viernes 17.7.2015
Tres días después, en dramático contraste con el entusiasmo de aquel instante, Saturnino Arias Dominguez  falleció de manera súbita y violenta. Camino a una casa vecina, un accidente de tránsito se llevó su presencia, pero no su recuerdo. Mucho menos su pasión y devoción por su pueblo y su familia.
Esa familia y ese pueblo que, al cumplirse un año exacto de su partida, le agradece saber que su recuerdo es, a pesar de los pesares, una ausencia pero también una entrañable continuidad. 
Pues, al igual que todos, partió sin retorno, es verdad. Pero, como pocos, se apagó para mejor arder. Y como ninguno, se fue para quedarse.



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