lunes, 21 de noviembre de 2016

Y SE LLAMA AQUILINA



En  2013, cuando volvi a Cajtambo,  aconteció  que tuve la gratísima oportunidad de conocer y conversar con Aquilina Cueva Peña.
Aquilina, la delicada y dulce comunera de Uramaza que, en merito a su temple generoso, se hiciera merecedora de la distinción más trascendente y publicitada que haya recibido una hija o hijo de Cajatambo en su historia: el Premio Integración y Solidaridad 2001, concedido por la corporación RPP. 
Aquilina, cajatambina en Cajatambo, madre de dos hijos (una niña y un niño).
Aquilina, asistenta de una aficina de promocion agraria en 2016.
Aquilina, madre y padre.
Aquilina  desapercibida por quienes ignoran o subestiman su valer y su valor.
Aquilina, la misma que una madrugada de mediados del 2000, no dudo en cargar sobre su espalda a su hijita y cabalgar hasta el amanecer, para prevenir que las aguas de los rios que descienden de la Cordillera Huayhuash se siguieran embalsando a causa de un derrumbe nocturno.
Ni el frio ni la distancia, ni ser madre de una bebé de meses, impidieron a Aquilina llegar a Cajatambo para dar la alerta que evito la inminente destrucción de pueblos y parcelas localizados en la cuenca alta del  rio Pativilca.
Por eso, es justo y oportuno que todas y todos sus paisanos que desconocian de su existencia y su casi secreta trascendencia, demos testimonio de nuestro aprecio a su persona, a través -lanzo la propuesta- de algunos regalitos por Navidad para quienes son la razón de la dedicación y pasión exclusiva de Aquilina: sus hijos

 




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