lunes, 24 de diciembre de 2012

“HUMAYA, HUMAYITA”

Con esas palabras mi abuela, la madre de mi madre, celebró emocionada la visita a Humaya, el complejo agroindustrial más importante del valle de Huaura  en el que vivió y trabajó entre 1936 y 1945. Mirando la pétrea muralla natural que rodea al pueblo y al mismo tiempo como mirándose así misma dijo además: “Que dirán estos cerros. Esta vieja no muere. Aquí esta todavía”. No exageraba: la Navidad de 2012 era la Navidad 100 de su existencia.Y puesto que lo asombroso se vuelve también familiar creo que nos acostumbramos a verla siempre.
En Humaya transcurrió la infancia del ser más entrañable de mi vida: mi madre. Y por eso cada vez que vuelvo a Humaya es como si volviera a sus brazos. Y es por eso que cuando mi amigo (amigo desde el colegio) Guillermo Nuñez Velásquez (presidente del Rotary Club Huacho 2012-13) me pidió acompañarlo para coordinar la chocolatada navideña que ese año el Rotary realizaría en Humaya partí entusiasmado.
Ocurre que la madre de Guillermo no solo pasó su infancia en Humaya sino incluso nació allí. De manera que si ambos compartimos las aulas del colegio Luis Fabio Xammar entre 1975-79, no es improbable que también Saturnina y Genoveva, nuestras madres, compartieran juegos y hasta acaso amistad. En todo caso, me complace creer que la amistad de sus hijos es la continuidad de aquella coincidencia.



 NAVIDAD 2012



Y lo gracioso es que cargamos con la abuela, qué,  con sus 100 años a cuestas, salió contenta a pasear y tomar inka kola.



 QUE LINDA, QUIERO COMPARTIR ESA EXPERIENCIA PRIMO



Créeme, me emociona decirte esto a tí ( a tí que fuiste también criada por una abuela)






QUE LINDA

IRE CON MI CAMARÁ PARA FOTOGRAFIARLA





Gracias.



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