lunes, 14 de octubre de 2013

"PAÍS DE JAUJA"

Edgardo Rivera Martínez, Betty (esposa) y Carmen Gutiérrez








Se suele redundar en que todo cotejo, cualquier comparación, resulta odiosa (y hasta insidiosa). Con todo, cuando la comparación deviene ineludible, cuando las virtudes y los logros hablan por si solos, comparar entonces, aludir a quien las motiva, constituye un homenaje.

En consecuencia, decir que "País de Jauja" es un libro no menos admirable que "Los ríos profundos" o "Conversación en La Catedral" es sencillamente reconocer que Edgardo Rivera Martínez es uno de los más notables, y entrañables, escritores del Perú.

Gran señor. Magnifico creador. En un país donde proliferan los doctores y escasean los señores, a ERM le cabe el singular atributo de ostentar con no menor gratitud la impronta raigal de su vida con la versación cosmopolita de su espíritu. Pues se trata de un hombre genuinamente andino y del mismo modo absolutamente universal. Un hombre con querencia y con mundo. Un mentor, un modelo, un precursor, no de lo que -peruanas y peruanos- somos sino de lo que debemos ser.

No por nada, en mi caso (y en mi casa), junto a autenticas vasijas modeladas por artesanos Chancay  reposa un ejemplar de la novela que ha consagrado a la ciudad de Jauja más allá de la historia y de la geografía. Más allá de la realidad.
Carmen Gutiérrez Cordero, paisana y pariente del escritor, estuvo presente en el homenaje que el 5.10.2013  el pueblo jaujino rindió a su hijo más ilustre en su propia ciudad. Convocados por la asociación"Xauxa, tiempo y camino", conformada por jóvenes de Jauja, o más exactamente, del "País de Jauja", Edgardo Rivera Martínez, con ochenta años a cuestas, recibió el mayor regalo que cualquier persona celebra merecer: el cariño y reconocimiento de su pueblo.

Pero Carmen, además de aplaudir y emocionarse, aquella noche memorable tuvo algo más que agradecer: el recuerdo feliz del inolvidable y prolongado viaje que emprendió rumbo a Chile a mediados de 2012. “En el viaje a Tacna por carretera, -recuerda Carmen- la joven que nos acompañó todo el trayecto, nos ofreció libros para leer y cuando llegó a mi lugar me dijo que solo quedaban un libro y una revista, yo le pedí el libro y cuando me lo dió, me quedé mirándolo sorprendida, a lo que la niña con un poco de nerviosismo replicó; -Lo siento no hay otro, pero queda la revista...... le dije que estaba bien, solo que nunca imaginé tener ese día precisamente "Diario de Santa María" novela de Edgardo Rivera Martínez, escritor jaujino como yo y que me acompañó todo el viaje”.


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