martes, 2 de agosto de 2016

TIERRA MÍA DO NACÍ



"En mi calidad de Capitán de la Tarde del 31 de julio, me siento afortunado por el cariño y respaldo recibido de cada uno de Uds. familiares, amistades y paisanos de Cajatambo, Oyón y Huancayo, desde sus aplausos, su compañía hasta sus donaciones, gracias infinitas por todo, sé que la UNYA queda, no se olvida.
Termino feliz el cargo que me confiaron y me voy fortalecido en mi identidad, lleno de amor por mi tierra, sus costumbres y su gente feliz y bregadora que la hace más linda aún a mi Cajatambo querido. GRACIAS MIL A TODOS!!!!"
                                 Pedro Quinteros Carlos y Fanny Thais Barreto

                                  A Elvira y Alcides, mis tíos, con gratitud entrañable 

“Soledad tengo de ti,\ tierra mía do nací", escribió en los albores de nuestra lengua (que es, ahora, tan nuestro como español) un bardo hispano. Pero, desde entonces, mejor que en ninguna, en estos remotos versos (de autor desconocido) perdura la sensación de íntima orfandad y soledad (por todos, o casi todos, conocida) con que nos cobra la vida sus codiciados y lejanos prodigios.
"Pedro Genaro, Capitán, nieto de Pedro Pablo Quinteros Vega, quien en otro tiempo fuera diputado por Cajatambo, te hago entrega  de este presente que lleva impresa la foto mas representativa de nuestra tierra", con tales palabras la mañana del 31.7.2016 hice obsequio de la primera pieza artesanal producida por la agencia de turismo Perú Qoya. 
Gracias a la iniciativa de Fernán Quinteros (ex alcalde de Cajatambo y primo del oferente) lo que supuse debía ser un gesto de discreto afecto se convirtió en un acto público durante la recepción final de las celebraciones en tributo a María  Magdalena en Cajatambo.


Apenas el día anterior había emprendido viaje de Huacho a Cajatambo, persuadido por la certeza de que la fiesta patronal siendo la misma cada año es única siempre. En particular, por la gratitud de los encuentros y los abrazos.  Fue así que tan pronto pise suelo de Astobamba (comunidad campesina encargada de la festividad), para hacer mas convincente y evidente aquella conjetura, conocí a Flora, una estudiante francesa de antropología cuyo trabajo de investigación aborda precisamente la tradición festiva comunal que en Cajatambo recrea y recuerda el colapso del incario. A los acordes melancólicos y melodiosos del arpa y los violines intercambiamos impresiones y hasta bailamos. En buena cuenta, así se lo hice saber, mas que de dos personas se trató, no por circunstancial ni casual, del dialogo -a través nuestro- de dos culturas. Y por eso mismo me parece todavía estar escuchando, de parte de aquella delicada muchacha guarecida del fuego andino (aunque mas exacto seria decir del fuego cajatambino) por un sombrero de paño negro, puntualizar la visible incongruencia de que mientras  el inca, el Huascar y sus pallas danzan al ritmo de instrumentos europeos, el capitán comunero (que representa al conquistador hispano)  lo hace por el contrario al compás de una flauta y un tambor prehispanico.

Flora en Cruzpunta, junto al alcalde y Judith Espinoza y su hija. Al fondo, el Huacshash.

Con no menor gratitud debo evocar también las palabras de Saturnino Robles Atachagua (primo de mi madre y último alcalde de Cajatambo y Oyón) quien a sus ochenta y siete años tuvo la inesperada cordialidad de confiarme que el mediodía del 3.8.1958 le tocó  ser a él ser el primero en hollar la cima del nevado Huacshash. Máximo Luna Jiménez, Anselmo Quinteros y su hermano Narciso fueron los otros protagonistas de la intrépida y no emulada hazaña en la historia de Cajatambo. "Ibamos separados, dice. Cuando llegué a la punta divisé las alturas de Astobamba y llamé a los demás. Al bajar hicimos la promesa de decir siempre que habíamos llegado juntos. Ahora ha llegado la hora de decir verdad".
Asimismo, llegada  la hora estelar del día 31, aquellos minutos que acontecen precedidos por el trabajo de todo  un año (y hasta acaso de toda una vida) me correspondió ingresar al ruedo colmado portando el estandarte del Capitán de la tarde taurina 2016. Ingeniero de minas y gerente de una empresa australiana que opera en el África, Pedro Genaro Quinteros Carlos presidió y condujo una celebración que  se distinguió por su elegancia, sobriedad y sencillez. Tan genuina y espontánea que para dar por concluida su presentación, honrando la tradición de un pueblo de ganaderos y chalanes, ofreció una cabal, e infrecuente entre sus pares citadinos, demostración  de dominio ecuestre.

Cajatambo, 31.7.2016
Si es verdad que del Paraíso solo conocemos a ellas, ninguna gratitud -valga la redundancia- mas grata que la de haber tratado, y sobre todo, bailado, con la hija de la mujer que según la leyenda local inspiró "Cajatambina" (la canción emblemática) y haber de igual modo estrechado la mano de la mujer portorriqueña que compartió su existencia con la mayor figura intelectual de Cajatambo: Walter Quinteros Salazar.
Siempre me he sentido orgulloso de la tierra en que nací. Escribir su historia y las historias de su gente es para mi una fiesta cotidiana. Por cierto, aunque pudiera parecer solo un hobby,  asumo, por cuenta propia, aquel deber. El deber de decir y compartir hechos y circunstancias que juzgo dignas de habitar en la memoria. 
Lejos estuve de suponer  que por algo tan simple y común un día -como ha acontecido este 2016- en Cajatambo y en su fiesta patronal, sus hijos mas preclaros me hicieran destinatario de imprevistas y generosas  muestras de consideración que al mismo que abruma mi contentamiento lo intimida.  Regreso pues, por eso mismo, de un fugaz y feliz viaje. Feliz y asustado, lo confieso. Aywala.  






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